Portugal reinventa sus castillos en hoteles

El país lanza un plan para revitalizar estos espacios cediendo la gestión a empresas privadas y manteniendo la propiedad de los edificios

Para sacar del olvido y el abandono a varios de sus edificios históricos, el Gobierno portugués ha ofrecido un jugoso trato a manos privadas, que podrán convertir conventos y castillos en hoteles a cambio de rehabilitarlos. La idea, bautizada como «Revive«, es una iniciativa de los ministerios de Economía, Cultura y Finanzas para poner en valor parte de su patrimonio, deslucido con el tiempo y con siglos de historia a sus espaldas.

Aunque están repartidos por todo el país -hay un inmueble del siglo XVII en el archipiélago de las Azores-, la concentración es especialmente mayor en la mitad norte, donde priman los monasterios y conventos, ahora posibles atractivos para el turismo, que ya representa cerca del 10 % del PIB luso.

Coimbra, Vila Nova de Cerveira, Arouca, Amarante, Peniche, Caldas da Rainha, Cascais, Oeiras, Lagos, Portalegre y Évora son algunas de las ciudades portuguesas que se verán beneficiadas por este proyecto para revitalizar edificios, algunos de los cuales se encuentran actualmente «en avanzado estado de degradación», como reconoce el propio Gobierno. En la lista figuran, por ejemplo, el castillo de Portalegre, construido en el siglo XIII; el Fuerte da Ínsua, que tiene en su interior un convento del siglo XIV y que fue erigido por orden del rey Joao I de Portugal, o el convento de Santo António dos Capuchos, del siglo XVII.

El trato que se propone para revertir la situación es que inversores privados presenten un proyecto para su rehabilitación, y otorgar a quienes ganen el concurso la concesión del inmueble por un periodo que oscila entre 30 y 50 años en cada caso.

Para ayudar a estos proyectos a echar a andar, el Ejecutivo habilitará una línea de crédito de 150 millones de euros para los inversores, aunque los privados también podrán acceder a ayudas de fondos de la Unión Europea (UE). Lo que no cambiará será la propiedad de los edificios, que seguirán siendo del Estado, y tampoco las modificaciones serán resultado del libre albedrío de los inversores, pues las eventuales obras deberán estar lo suficientemente justificadas para contar con la aprobación de las autoridades.

En ese punto, el de asegurarse el visto bueno, se encuentra Luís Antonio, arquitecto responsable del proyecto que se desarrollará en el Convento de Sao Paulo, un inmueble que terminó de construirse en 1721 y que, en pleno centro histórico de la ciudad de Elvas, ha sido el primero de los monumentos en ser otorgados en concesión. Lo más complicado de este proyecto, cuenta Antonio, es «adaptar el edifico a un programa para hotel» que ya se sabe que será de cuatro estrellas y estará gestionado durante cuarenta años por Vila Galé, grupo hotelero luso con establecimientos en Portugal y Brasil.

«La idea es adaptar lo máximo posible el edificio al programa de hotel de modo que la vivencia sea lo mas fácil posible», comenta al arquitecto, consciente de la dificultad de encajar entre estos muros, que albergaron a espartanas órdenes religiosas ahora desaparecidas, las comodidades de este siglo. Además de en las habitaciones y el restaurante, elementos básicos de la rehabilitación, el proyecto, que tendrá una inversión de cinco millones de euros, se concentra en recuperar la iglesia adyacente, que, junto con oficios eclesiásticos, albergó un tribunal militar en 1887 y que hace unos meses quedó muy afectada por un incendio.

Los planos, aún en desarrollo, deberán ser presentados al Ayuntamiento de Elvas para su aprobación, y al margen de esta salvedad, seguirán el recorrido habitual de este tipo de obras, como subraya el arquitecto. «Solo después de aprobado se podrá empezar a construir», zanja Antonio, que no dispone de fechas, como tampoco el programa «Revive», cuyos detalles para posibles inversores ya están disponibles en su página web.

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