Sanya, el único hotel con un ‘océano’ privado

El Sanya Edition, uno de los hoteles más lujosos de China, cuenta con un inmenso espacio acuático dotado de más de 37 millones de litros de agua

Para crear excentricidades, los empresarios chinos tienen poca competencia. El último grito en hostelería es la idea del hotel Sanya Edition, que además de sus lujosas prestaciones, tiene un lago privado de 20.000 metros cuadrados, aunque sus propietarios prefieren presentarlo con el pomposo nombre del “único hotel con un océano privado”.

El lujo es lo que impera en la ciudad de Sanya, la ciudad más meridional de China, ubicada en la isla de Hainan. Dotada de playas de arenas finas y aguas transparentes, está rodeado de altas torres y apartamentos de lujo.

El Sanya fue adquirido hace poco tiempo por la cadena Edition (que la ha rebautizado con su marca comercial), y cuenta con tres galerías de arte, diversas cabañas y 512 habitaciones de alta categoría que tienen un denominador común: todas tienen vistas al espacio acuático que han creado en el hotel.

Lo que hicieron los ingenieros es una proeza técnica: cada 32 horas, las bombas extraen 37 millones de litros del Mar del Sur de China para que este ‘océano’ privado pueda ser disfrutado por los huéspedes y practiquen deportes náuticos, buceen o simplemente se den un chapuzón.

Además, este hotel cuenta con un spa de 2.000 metros cuadrados, que matizan con unos frondosos jardines que recuerdan a la vegetación selvática del sur de China, con cocoteros y palmeras, entre otras especies.

Para los huéspedes que quieren una mayor privacidad, el Sanya Edition presenta una serie de villas con terraza y piscina privada, y todo el complejo cuenta con cuatro restaurantes, para degustar desde sabores de la cocina tradicional china hasta platos de la cocina internacional.

Tras la cena, muchos prefieren subir a la terraza a contemplar las vistas del Mar del Sur. En este espacio se encuentra una piscina de 24 metros, decorada con más de 2.000 cristales que imitan a las estrellas del firmamento chino.

Los hijos de los pasajeros pueden divertirse en el Playland, el pequeño parque de diversiones privado del hotel con autos de coche, mini golf, circuito de carreras, karaoke y un pueblo en miniatura.

Todo el hotel fue construido con criterios de ecológicos, y se han privilegiado el uso de materiales sostenibles, una rareza en un país caracterizado por sus altos índices de contaminación.

a.
Ahora en portada