Viñas de Lárrede: plácido amanecer frente al Pirineo

Un nuevo hotel con encanto abre sus puertas en un tranquilo pueblo de Huesca. Perfecto para descansar entre paredes de piedra y madera, y descubrir un entorno natural fascinante

Qué mérito. Todavía quedan emprendedores dispuestos a arriesgarse en el difícil mundo de los hoteles rurales. Joaquín del Rincón y su mujer, Adriana Ribera, se instalaron con sus hijos hace nueve años en Formigal, tras dejar atrás una frenética vida laboral en San Sebastián. Y es ahora, en el pequeño pueblo de Lárrede, donde han podido hacer realidad su sueño.

Suites con terraza o jardín privados

Un sueño que se materializa en el hotel Viñas de Lárrede, situado en un enclave único, frente a una iglesia románica, un torreón vigía e impresionantes picos con más de 3.000 metros de altitud a tan sólo 20 minutos de la estación de esquí de Formigal-Panticosa.

Tras atravesar el frondoso jardín, con pérgolas, piscina y hasta huerto, el porche nos recibe con sus sillones de mimbre, muebles de madera decapada y bancos de hierro. Tras él descubrimos un salón típico de casa de campo, con enormes ventanales hacia la naturaleza, una buena chimenea para los meses de invierno, y cómodos sofás que invitan a la charla y la lectura.

El mismo afán por el detalle se aprecia en las suites. Cuesta decidirse. Algunas tienen terraza –las de las plantas superiores- y otras, jardín privado –las de la planta baja-, pero todas regalan flores frescas, zumos, frutas, cafetera, ipad, prensa y televisión curva.

Decoración acogedora

Al igual que ellas, las habitaciones dobles –algunas con pequeños balcones ajardinados y otras con techos abuhardillados-, prodigan una decoración acogedora a base de maderas de alerce, pino y abeto entre bonitos papeles pintados.

Y, como debe ser, este nuevo refugio 4 estrellas da la importancia que tiene al desayuno, servido copiosamente todas las mañanas en un agradable comedor con vistas al valle.

Al mediodía y por la noche, este espacio recibe platos elaborados con productos de la zona y de la propia finca: tomate de Barbastro con anchoas del Cantábrico, lechecillas sobre falso risotto de chirivías y queso Radíquero, crujiente de longaniza de Biescas con caldo de tomate asado, carré de cordero con berenjenas al sarmiento y crema fina de ajo…

Los servicios se completan con un pequeño espacio de bienestar, compuesto de bañera de hidromasaje, hamman, duchas de contraste de aguas y cabinas para tratamientos corporales. Y, para los más activos, ofrece un puñado de actividades atractivas, como rutas a pie, a bici o a caballo, descenso de barrancos, rafting, visitas culturales, o golf en el club de Las Mangas.

 

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