A Nueva Zelanda con la casa a cuestas

El país oceánico tiene todo preparado para el turismo en autocaravana. Además de descubrir paisajes impactantes, es muy barato durante el verano boreal

“Yo jamás he viajado en una autocaravana”. Este es uno de los comentarios que más he escuchado tras más de siete años ayudando a diversos viajeros a organizar sus viajes a Nueva Zelanda. Y sin embargo, prácticamente el 90% de ellos tienen en este país su primera experiencia en este tipo de vehículo. ¿Qué hace de Nueva Zelanda un país tan interesante para recorrerlo en autocaravana? ¿Qué puedes ver en las antípodas de España llevando tu casa a cuestas?

Cuando aterricé en Auckland las dos veces que he estado en este país, lo primero que me llamó la atención fue el azul del cielo y lo bien definidos que estaban los pequeños nubarrones dispersos hacia el este. Acostumbrado a los cielos europeos, empañados siempre con una fina capa de contaminación, aquello me resultó una auténtica novedad.

Lo segundo fue el intenso color verde de la hierba, más propia de los altos Pirineos o los Alpes que de las regiones colindantes de un aeropuerto, donde uno más bien suele encontrarse paisajes de tonos grisáceos y de poco atractivo visual.

Antes de subir a la autocaravana, un punto importante: en Nueva Zelanda se conduce por la mano izquierda, y el volante se encuentra del lado derecho. Para evitar confusiones, conviene recordar que el asiento del conductor siempre tiene que ir junto al borde del camino.

Cuando se sale a las afueras de la ciudad, la naturaleza proporciona un espectáculo constante, en cada curva, en cada recodo, que además va ganando en notoriedad a medida que se baja por la isla Norte (playas de arena blanca, volcanes y colinas verdes) y se adentra en la isla Sur (playas de arena negra, lagos y montañas de hasta 4.000 metros de altura).

Quien haya visto El Señor de los Anillos, pensará que Peter Jackson pasó horas eligiendo los escenarios y retocándolos con filtros especiales para rodar las escenas que aparecen a lo largo de la trilogía. Para nada: cuando se adentra por las carreteras serpenteantes del país se obtiene la extraña sensación de que cualquier sitio sería bueno para pararse y filmar una escena épica, incluso con la misma cámara del móvil y conseguir buenas críticas del resultado sin ninguna edición de por medio.

Por este motivo que es altamente recomendable contar con un vehículo propio, que permita parar en cada uno de estos sitios para contemplarlo tranquilamente, sin tener que vivir las típicas escenas de pánico que ocurren cuando se viaja en un autobús y el reflejo del sol, la suciedad del cristal y la velocidad del vehículo se combinan para impedir tomar una instantánea de los mejores lugares.

Todo preparado para los ‘campers’

El turismo en autocaravana, por su parte, goza de una notoria reputación y demanda en Nueva Zelanda. El gobierno lo sabe, las agencias lo saben, las empresas que las ofrecen lo saben… Y actúan a consecuencia. El resultado es un país 100% preparado para este tipo de turismo.

Sea una carretera principal o secundaria, el turista encontrará -cada cierto número de kilómetros o en lugares elegidos con buen gusto-, multitud de zonas habilitadas para apartarse de la pista y aparcar unos momentos para gozar del paisaje. También se presentan zonas de picnic donde se puede aparcar y preparar la comida al aire libre o dentro del vehículo.

Otra ventaja de viajar en autocaravana es que Nueva Zelanda es uno de los países con más campings por kilómetro cuadrado del mundo, con lo que la necesidad de planificación para pasar la noche se reduce considerablemente, y otorga esa libertad adicional que diferencia una aventura en autocaravana de otra realizada en coche de alquiler. Si un día no se llega al destino pues seguro que habrá un camping disponible a menos de 10 kilómetros.

Además Nueva Zelanda goza, como norma general, de una permisividad muy alta a la hora de acampar dentro de tu vehículo. Claro que hay muchas zonas donde las acampadas están prohibidas, pero con algo de sentido común se pueden encontrar lugares ideales para pasar la noche. Eso sí: como norma, cabe aplicar estas tres reglas:

  1. No acampar donde está la señal de prohibido acampar (parece obvio, pero hay gente que lo hace).
  2. No acampar en el centro de una ciudad.
  3. No acampar en la cuneta de una carretera principal.

Respetando estas normas, se descubrirá que Nueva Zelanda permite obtener algunos de los mejores amaneceres: despertarse junto a un lago de alta montaña de aguas turquesas (Pukaki Lake), en medio de una selva tropical (Kaitoke), entre cenizas en lo que vendría a ser la región de ‘Mordor’ (Tongariro National Park) o con vistas a unos de los más bellos fiordos del mundo (Milford Sound).

Finalmente, la temporada baja en Nueva Zelanda cuenta con los mejores precios para alquilar una autocaravana de todo el mundo. Si se viaja en pareja, entre mayo y septiembre, el alquiler de un vehículo sencillo puede salir por debajo de los diez euros por persona y por noche.

Una propuesta de ruta ideal

Con paisajes inéditos en casi cada curva de la carretera, una de las tareas más difíciles es elegir la ruta a través del país, y más teniendo en cuenta que está formado por dos islas separadas por un trayecto de tres horas en ferry.

A rasgos generales, por precio y eficiencia, mi recomendación es alquilar la autocaravana en Auckland al llegar (capital de la Isla Norte), descender haciendo zig-zag por esta isla, pasar con la autocaravana dentro del ferry a la isla Sur, recorrer esta isla en forma circular para dejar la ‘camper’ en Christchurch (capital de la Isla Sur), y desde ahí tomar un vuelo interior con la empresa JetStar para regresar a Auckland, de donde saldría el vuelo de vuelta a casa.

¿Qué sitios específicos visitar? Dependerá en gran parte del número de días que se pasen, pero estos son los puntos imperdibles:

Isla Norte: las zonas termales de Rotorua, el ‘Mordor’ del Señor de los Anillos en la zona volcánica de Tongariro, el volcán Taranaki y alrededores, las cuevas de Waitomo con sus luciérnagas y la península de Coromandel con la Cathedral Cove, una cueva natural en la misma playa.

Isla Sur: el paso de montaña de Arthur’s Pass y sus loros de alta montaña (los keas), un crucero por los fiordos de Milford Sound, una caminata por los glaciares de Fox o Franz Joseph, las playas de arena negra de la West Coast y las zonas interiores del lago Pukaki, Tekapo y Wanaka.

También se puede usar esta propuesta de ruta, que puede servir como base para confeccionar el viaje ideal a Nueva Zelanda.

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