Lâl, fusión franco-catalana-israelí a 50 kilómetros de Barcelona

Carpaccios, raviolis rellenos y rotolos, iconos de una cocina honesta liderada por una antigua ejecutiva de marcas como Mango, Loewe y Women's Secret

A veces, surge la sorpresa. Incluso en un lugar como Esparreguera, una población del Baix Llobregat, comarca de pasado industrial y ciudades dormitorio. Salvo para ver su reputada Passió, no parecía que hubiera excesivos motivos para desplazarse ex profeso allí. Ahora, si está usted por la zona y es la hora de tomar un bocado, sí vale la pena acercarse a Esparreguera, a la calle Cavallers, y disfrutar en el restaurante Lâl de una cocina honesta, elegante en su sencillez, cuidadosa con la materia prima y profundamente mediterránea.

En Lâl se suman dos identidades que configuran esta interesante oferta gastronómica: la de Maria Boladera, una ejecutiva del mundo de la moda (Mango, Loewe, Women’s Secret…) que un día decide volver a su pueblo natal, comprar una casona de 1905, rehabilitarla y dedicarla a la restauración (la planta baja, el restaurante; la de arriba su vivienda); y la de Shai Dublero, un chef israelí de largo recorrido humano y profesional, alumno de Paul Bocuse. Ambos, pareja en la vida real, apostaron hace unos tres años por echar raíces en Esparreguera con este proyecto común.

Rotolo de ternera con rabiatta rústica y demi glacé.

La estación por excelencia para disfrutar no sólo de la cocina sino también de las posibilidades de la casa es el verano, donde el jardín con capacidad para 50 personas ofrece un espacio muy agradable para ignorar el ajetreo del exterior y saborear con toda la tranquilidad del mundo esta propuesta que fusiona la materia prima catalana con técnicas francesas y esas raíces orientales que el origen de Dublero impone armoniosamente.

Una buena mesa en Lâl podría tener platos como un carpaccio de pargo, o besugo, con el preciado aceite de argán (una planta de los semidesiertos del sur de Marruecos o Argelia); unos raviolis rellenos de alcachofas de Jerusalén a la plancha; un rotolo de ternera con rabiatta rústica y de postre un kunefe con mató de Montserrat –sustituye al queso turco muy difícil de conseguir y mantener-, higos, pistachos y unas gotas de jarabe de flor de naranjo.

Stroisel con frutas del bosque y crema de mascarpone

Siéntense, disfrútenlo, retengan en sus papilas los contrastes y el punto de acidez que tan bien combinan y aportan los complementos de influencia israelí, y saldrán de Lâl diciéndose que ha valido la pena el desplazamiento.

La bodega, ciertamente, es justa, pero la cuenta le resultará de una honestidad impensable en un restaurante con una pareja de tantos vuelos al frente. 

a.
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