Los vinos preferidos por nuestros lectores en 2016

Un vino zaragozano elaborado con garnacha, una bodega en medio de las suaves serranías de Uruguay y un producto innovador, entre los caldos más leídos este año

1. El descubrimiento de Alto Moncayo 

En el día de la uva garnacha presentamos este vino zaragozano elaborado con viñas que cuentan con más de 40 años

En vista se presenta como una lágrima densa, con un color vivo y brillante. En nariz mantiene un buen equilibrio, con una fresca suavidad en la boca pero que mantiene una cuota de interesante nervio. Su elegancia es muy evidente, y los taninos suaves y pulidos auguran que tiene una larga vida por delante.

Lo admito, cada vez que realizo una cata de un vino de Jorge Ordóñez me saco el sombrero. Hay que reconocer que será más del agrado de unas personas que de otras, porque tienen un estilo diferente y personal, pero la calidad y la elegancia son los sellos que distinguen a estos vinos.

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2. Bodega Garzón, la perla de los vinos uruguayos

Pues sí, Uruguay tiene fabulosos vinos. Como los de esta bodega, enclavada en un fabuloso paisaje de suaves serranías​

Uruguay está rodeado por las aguas dulces del río que lo bautiza y del Río de la Plata y por las saladas del Atlántico. Hasta hace pocas décadas atrás, nadie hubiera pensado que ‘el paisito’ pudiera crecer tanto en la calidad de sus vinos, lo que le ha valido un apreciado reconocimiento internacional.

Valorado en el mundo por la uva tannat, cada copa de vino guarda siglos de historia europea heredada, metamorfosis propias, tradiciones familiares y esa brisa del océano que le otorga particularidades sublimes a la vid. Quince de los 19 departamentos uruguayos cuentan con producción enológica, elaborando más de 90 millones de litros de vino en los que predominan cepas tintas como cabernet, malbec, merlot (además de la citada tannat) y blancas como sauvignon, chardonnay y riesling.

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3. Sirot, el primer vino de cereza

No es un zumo ni un licor. Es un vino de 13 grados, elaborado cerca de Barcelona

Sirot es un vino de crianza que se inició en 2010 y en su versión embotellada procede de las añadas 2014, 2015 y 2016, excelentes cosechas de cereza, que no tiene nada que ver ni con zumos ni con licores, y ha pasado por una fermentación alcohólica y una maloláctica, como cualquier otro vino, a pesar de que la materia prima -dos kilos de cerezas por botella-, es mucho mayor que en estos.

Los productos de Sirot han envejecido en barrica de roble francés durante nueve meses, y presentan unos aromas y sabores en línea con muchos vinos de uva de calidad, hasta el punto de que es muy difícil distinguirlos de entrada en una cata ciega, salvo porque los recuerdos a cereza que aparecen en las catas de tantos vinos aquí son mucho mayores.

Sus creadores, Josep Badell y Eduard Piñol han lanzado un lote que, además del primer vino de cerezas, incorpora dos sorpresas: una reducción de vinagre de cereza y un vinagre balsámico, ambos elaborados con estos frutos rojos de Torrelles de Llobregat y Sant Climent. 

Reducción de vinagre de vino de cereza 

A simple vista recuerda la miel por su textura, la cereza por su rojo rabioso y un caramelo ácido de cereza cuando entra en contacto con el paladar. Sirve tanto para aderezar ensaladas, como para elaborar postres. De menor acidez acética que el balsámico, pero mayor dulzura y densidad, encaja con una gran variedad de platos, aunque la mayor parte de su potencial gastronómico está por descubrirse.

Vinagre balsámico de vino de cereza

Es un vino de cereza pero convertido en vinagre, madurado en barrica de roble y macerado con reducción de este fruto. Se lo sugiere para aderezar ensaladas varias y cocinar. Un vinagre frutal, donde se puede distinguir entre la acidez acética y la cítrica de la cereza, así como el sabor que heredó del vino de este fruto y la dulzura de la reducción. No hay nada igual en el mercado.

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