Marco Abella, una bodega para trasladar la historia al futuro

El Roca Roja y el Clos Abella, entre los productos estrella de esta histórica bodega

La producción vitivinícola en el Priorat, al sur de Cataluña, lleva varios siglos: las variedades tradicionales como garnacha o samsó fueron introducidas en el siglo XII por los monjes cartujos franceses.

También la familia Marco tiene ‘algunos’ siglos de historia, ya que está documentado que se dedicaban a producir vinos desde el 1500 en el pequeño pueblo de Porrera, en esta comarca.

Su historia más moderna data de 1898, cuando nace Ramón Marco Abella, que fundó una bodega que, poco más de un siglo después, fue reformulada por su nieto David Marco y su esposa Olivia Bayés, que decidieron aparcar sus carreras profesionales y lanzarse de lleno al mundo del vino con la bodega Marco Abella, donde contaron con el apoyo técnico del enólogo José Luis Ruiz.

El desafío era preservar los sabores tradicionales, tan cargados de mitos e historia, pero enfocados a las formas de producción y distribución del futuro.

Y lo han logrado: en la bodega se elaboran seis vinos, cinco tintos y un blanco. Dos de los tintos son más exclusivos, pensados para coleccionistas. Estamos hablando del Roca Roja (elaborado con uva garnacha) y El Perrer (producido con la variedad samsó), cuya producción se limita a 400 unidades.

Cuando se prueban estos vinos se percibe una energía especial, unas sensaciones que no todos los vinos llegan a transmitir. Son productos para maridar con setas, platos de temporada, y algunas especialidades que hemos podido degustar como el canelón de conejo con setas y trufas.

Otro producto estrella de esta bodega catalana es el Clos Abella, que la revista especializada Wine in China lo distinguió como el mejor vino del mundo en 2014. No en vano, este tinto se exporta con éxito desde hace ocho años.

Elaborado con garnacha (40%) y carignan (40%), con un toque de cabernet sauvignon y shiraz, es un vino complejo, bien equilibrado, que se presenta en un tono rojo oscuro, con algunos toques violáceos. Su aroma recuerda a frutas rojas maduras, con notas minerales y toques de vainilla. En boca se percibe denso, algo graso, y sus 14,5 grados de alcohol son evidentes. De cuerpo fuerte, se perciben sus toques frutales y que hay reposado en barricas de madera. Es ideal para todo tipo de carnes, especialmente las que se cocinan por largo tiempo, como el cordero en salsa de tomate.

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