Montiel, un rincón para descubrir la fusión entre tradición y modernidad

Este restaurante presenta platos tradicionales con toques vanguardistas, y una selecta carta de vinos con una clara apuesta por los tintos catalanes

En un pequeño rincón del Barrio Gótico de Barcelona, en Flassaders 19, se puede encontrar un restaurante que con justicia ha sido recomendado por la Guia Michelin.

El Montiel, que ya lleva diez años presentando una selecta gastronomía de fusión en la ciudad, cuenta con una elaborada carta de vinos con más de cien referencias.

Comencemos por su cocina: representante del movimiento Slow Food y de la cocina Kilómetro 0, su propietario Marcus Eiras es capaz de recorrer las sierras y valles cercanos a Barcelona para llegar a una granja en el poblado de Bigues i Riells, sólo para comprar huevos en una granja en particular.

Este cuidado por sus ingredientes se traslada a sus platos. En su carta, que es 100% apta para celíacos, destaca su ceviche de pescado de lonja, mientras que los amantes de la carne podrán degustar el cochinillo elaborado a baja temperatura y el arroz con bogavante con panceta ibérica. Otros platos para descubrir son el pescado de playa tratado como un tartar, las setas de temporada salteadas con huevo de granja o el ravioli de pato y peras en salsa de vino de licor.

Sala del Montiel

Montiel apuesta por vinos de pequeñas bodegas cercanas

En cuanto a los vinos, el 80% de su extensa carta son diversas DO de Cataluña, como la antigua (y poco conocida) DO Alella, provista por tintos de varias bodegas pequeñas situadas a media hora en coche de la capital catalana.

Los vinos de DO Priorat, en plena expansión internacional, también tienen un lugar bien ganado, sobre todo de las bodegas que trabajan con mucho sacrificio con variedades de vides autóctonas, para evitar que sean desplazadas por otras de más popularidad o comercialmente más demandadas.

Un vino que nos sorprendió gratamente es la variedad Rufete, de la DO Sierra de Salamanca, así como las producciones de Vega Sicilia, como la añada 2006 del  Valbuena, un vino que se puede considerar como una joya enológica y al que no es fácil llegar a él. Pero en el Montiel hemos tenido la oportunidad de descubrirlo.

En el Montiel Marcus recurre a un eficaz sistema para servir vinos en copas y degustar diversas variedades: el Coravin, un pequeño dispositivo que perfora el corcho y permite un pequeño paso del vino, sin que el líquido pierda sus cualidades porque apenas tiene contacto con el oxígeno. Una vez que el Coravin se quita, el corcho permanece intacto y puede volver a ser degustado como si fuera la primera vez.

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