La vuelta al mundo en 80 platos (y sin salir de Madrid)

Sin moverse de Madrid se pueden probar diversos sabores las cocinas europeas a asiáticas, africanas o americanas. Estas son nuestras recomendaciones

No hace falta viajar grandes distancias para saborear un cuscús al estilo del África occidental, unos crepes como los preparan en Brujas o el cuello de cordero que recuerda a Teherán. Madrid, como la ciudad cosmopolita que se digna de ser, ofrece un amplio abanico de restaurantes de cocinas internacionales. No hace falta dar la vuelta al mundo en 80 días: basta un fin de semana para descubrir los fogones del resto del mundo.

5 Rasputín -- Recetas de la madre Rusia

Que un restaurante ruso se llame Rasputín (Yeseros 2) tiene aires de topicazo, pero que esto no eclipse la oportunidad de probar una de las mejores cocinas rusas de Madrid.
En su decoración, barroca y sobrecargada como corresponde a la tradición clásica de este país, se presentan platos tradicionales como el borsch (sopa de verduras, carne, remolacha), el pelmeni siberiano (pasta rellena de carne a la crema con setas) o el varenky (pasta rellena de chucrut con cebolla, zanahoria y mezcla de setas).
Pero en donde brillan es en la selección de huevas de esturión, así como en la diversa variedad de salmones, arenques, molugas y otros pescados ahumados que se pueden probar en plan degustación.

4 Tiradito -- La fusión del Perú

A través de las manos expertas del chef Omar Malpartida el restaurante peruano Tiradito (Conde Duque 13) propone un maridaje de sabores marinos y andinos, como el ceviche de corvina, la causa ceniza (chipirones en jalea con alioli cítrico y aguacate), el solterito de quinoa (miso, palta, queso freso, menta y cilantro), el tiradito piscoso (corvina, leche de tigre de rocoto ahumado y boniato) y el chaufa de capón (arroz thai al wok con soja, jengibre, tortilla húmeda y salchicha china).
En el capítulo de los postres, a no perderse el arroz con leche, elaborado con cacao amazónico, tapioca de maracuyá, helado de violeta y kiwicha crocante. Y por supuesto, matizado con un pisco.

3 Habanera -- El exotismo de Cuba

Este gran restaurante (tiene una superficie de 900 metros cuadrados) gira alrededor de un patio de ocho metros de alto, donde se reproducen las fachadas de la ciudad vieja de La Habana, acompañadas de una frondosa vegetación caribeña.
En Habanera (Génova 28) se propone una fusión del Mediterráneo con los sabores de la isla. En la primera opción se encuentran la tortilla trufada con espuma de patata, los falsos nigiris de causa limeña con pulpo a la brasa y mayonesa de pimentón o los canelones de carrillera estofada al vino tinto con puré de boniato asado. De postres, se recomienda la torrija de torta de anís y sabayon de vainilla.
En la opción más autóctona destacan la ropa vieja con arroz cangri y chips de plátano macho, los saquitos de arroz a la cubana y las croqueta de ropa vieja ‘not fried’. Y atención a su carta de tragos y cócteles, como el Raquelita (vodka infusionado en hojas de lima keffir, lemon grass y jengibre tostado).

2 Atelier Belge -- Cálidos sabores de Bélgica

Atelier Belge (Bretón de los Herreros 39), en el corazón de Chamberí, es un rincón de las tierras belgas trasplantado a Madrid. Por supuesto que Tintín es un ícono del lugar, con ese aire amable que se respiran en cualquier restaurante de Bruselas, Brujas o Amberes.
Aquí se encuentran platos abundantes en salsas, ahumados, mantequillas como los gofres salados y dulces, los mejillones a la marinera, la raya a la mantequilla negra o el steak tartar Julio Cortázar (homenaje al escritor argentino-belga). Imperdibles: los guisos con cerveza, la carrillera al rape y el arroz con vierias. Y sí, por supuesto que hay patatas fritas.

1 BaniBanoo -- Sencillez al estilo persa

Fuera tópicos: para ser un restaurante ‘típico’ de un país no hace falta disfrazarlo como si fuera una taberna rural. BaniBanoo (Mártires Concepcionistas 19) parece un restaurante para hipsters: mucha luz, espacios amplios y decoración minimalista. Un ambiente agradable que se agradece, y su variedad de platos persas es muy recomendable.
Allí se ofrecen arroz iraní con azafrán y frutos secos, kufu coliflor (tortilla de coliflor con perejil y hierbas), cuscus de calabacín y hierbas con queso feta, kotlet (albóndigas aplanadas de carne con patatas y cúrcuma) y cuello de cordero lechal.

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