Trufas y vinos, la armonía donde los secretos se revelan

En La Conca de Barberá se puede participar de la recolección de las trufas y saborearlas con los vinos de la bodega Vega Aixalá

¿Entre las trufas y el vino hay armonía o maridaje? Muchas veces se prefiere la primera opción porque es más romántica. Pero más allá del nombre, la finalidad es la misma: disfrutar de un buen plato cuyos ingredientes sean aprovechados al máximo con un buen vino.

Este es el caso de nuestra propuesta: un carpaccio de salmón con aguacate, sésamo, aceite y trufa de verano de Tòfona de La Conca con un Vega Aixalà Biern.

Para ello hay que tener un punto de partida: los buscadores de trufas y los elaboradores de Vega Aixalà, que se unen para ofrecer una experiencia única que incluye la búsqueda del preciado hongo y la cata de sus vinos.

La pasión por unos hongos muy valiosos

El llamado trufiturismo es relativamente conocido en Australia y en Italia, pero muy poco en España. La trufa es un hongo que vive en simbiosis con un organismo vegetal como encinas, robles, avellanos y algún castaño. Algunos de estos árboles los encontramos en Vimbodí, un municipio de La Conca de Barberá (Tarragona).

Si la trufa es tan valiosa es por sus características organolépticas. Además hallarla no es fácil, porque no es posible predecir cuándo ni dónde aparece, lo que le otorga cierta cuota de magia.
Trufas y vino

Cuando se participa en su búsqueda se descubren algunos de sus misterios. Acompañados por los perros adiestrados para que indiquen dónde está enterrado este hongo se puede conocer cuáles son los tipos de trufa de la región, en qué temporada pueden encontrarse y cómo deben ser recolectadas. Si un plato se disfruta en la misma región donde la trufa es recolectada siempre tendrá un sabor especial y diferentes.

Su extracción es un proceso delicado y el guía despliega sus dotes de experto conocedor de este hongo, porque de las 25 especies de trufas que se pueden hallar solamente cuatro tienen salida comercial.

La fuerte presencia del vino de La Conca

Para redondear la experiencia, después aprender como se recoge, la visita continúa para poder degustarla en un entorno único, las viñas de Vega Aixalà. en la frontera entre La Conca y El Priorat, a 900 metros de altura.

Trufa y vino

En una encrucijada de caminos en el que se mezclan climas y terroirs, el vino nace fuerte, con cuerpo. Su temperatura más moderada que en las tierras vecinas le ayudan a una maduración más equilibrada, sin sobresaltos, y da como resultado unas 25.000 botellas de producción que incluyen un Pinot Noir.

Allí se aprende que la mejor manera de probar la trufa es la más simple: una tostada de pan, trufa rallada, aceite y sal que se acompaña con un vino tinto de la bodega Viern, un coupage de cabernet sauvignon, garnacha syrah y cariñena de color intenso, mineral y sorpendentemente fresco que se convierte en el maridaje perfecto para esta ocasión.

a.
Ahora en portada