La masacre de Niza golpea al corazón del turismo en Francia

Niza es la ciudad turística más importante de la Costa Azul, y el terrorismo busca causar el mayor número de víctimas en puntos muy concurridos

El atentado en Niza, que ha causado la muerte a 84 personas y dejado heridas a un centenar, vuelve a golpear en una de las áreas elegidas por el terrorismo: el turismo.

Niza es, con la vecina Cannes, uno de los principales destinos turísticos franceses, sobre todo en el verano. Cada año recibe cuatro millones de turistas, y posee el tercer aeropuerto de Francia, después del de Charles de Gaulle y Orly (Paris).

Los franceses recuerdan, con temor, las amenazas de los yihadistas: “donde vayan, no importa dónde estén, los perseguiremos y golpearemos”. Por ello el ataque de la madrugada del viernes aumenta la sensación de vulnerabilidad: no fue dentro de un edificio o en un avión, sino en plena calle. Y exceptuando la pistola que tenía el conductor, el arma utilizada fue un camión de 25 toneladas, que se había alquilado la semana anterior.

La sensación que quieren dejar los yihadistas es que ningún lugar es seguro de sus ataques. Los refuerzos en los controles de seguridad han empujado a los terroristas a buscar puntos de concentración pública, donde por más que haya una nutrida presencia de policías y militares es imposible controlar a cada una de las personas. Por ello en Bruselas los atacantes se han concentrado en la antesala de su aeropuerto y en la línea del metro urbano.

Un golpe para causar dolor en muchos frentes

En el caso de Niza, la elección del momento y el lugar tuvo varias razones: la multitud que miraba los fuegos artificiales garantizaba al asesino que contaría con un elevado número de víctimas. Además, la fecha elegida está cargada de simbolismo: el público festejaba un nuevo aniversario de la Toma de la Bastilla.

Pero la estrategia también era golpear uno de los corazones turísticos más importantes del país, y del Mediterráneo. Ya el terrorismo islamista se había concentrado en atacar puntos emblemáticos de Egipto, Bali o Estambul, y la estrategia de sembrar el terror en zonas públicas y concurridas se repite en este caso.

Después de París, Niza se convierte en la meca del turismo durante el verano: su capacidad hotelera es la segunda después de la capital, y el epicentro de la masacre, el Paseo de los Ingleses, es un paseo marítimo de siete kilómetros donde además de los accesos a la playa se concentra un rosario de hoteles de lujo y tiendas de las marcas más exclusivas.

Además, el golpe fue a punto de entrar en la segunda quincena de julio, uno de los puntos ‘calientes’ del recambio turístico de la temporada. La prolongación del estado de excepción reforzará los controles de seguridad en los puntos sensibles, como aeropuertos, estaciones de ferrocarriles, puertos y fronteras. En la mañana del viernes, el aeropuerto de Niza estaba operando con relativa normalidad, con una treintena de vuelos retrasados y solo tres cancelados.

El Paseo de los Ingleses, la elegante rambla marítima donde se realizó el ataque, amaneció cerrado al público, y en vez de los elegantes transeúntes sólo se veía circular a las fuerzas de seguridad. El camión blanco que arrolló a cientos de personas seguía, a primeras horas de la mañana, en el mismo punto donde la policía abatió al chófer. Aunque los cuerpos fueron retirados, todavía quedan numerosos restos de la masacre.

Controles en la frontera

Los viajeros que quieran cruzar la frontera entre España y Francia pueden tener demoras en pasar los controles, que serán reforzados tras la continuación del nivel 4 de alerta en el país.

Este nivel está activado en España desde el 26 de junio de 2015, tras una serie de atentados en Francia, Túnez, Kuwait y Somalía. Este nivel implica la máxima disposición de las fuerzas de seguridad, un aumento de los controles en las fronteras, aeropuertos y estaciones ferroviarias. En caso de llegar a una alerta 5, el máximo nivel previsto, el ciudadano de a pie vería la diferencia en la presencia de militares en infraestructuras críticas, nudos de comunicación y de una gran acumulación de personas.

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