Las dimensiones del drama italiano

El terremoto golpea al país transalpino en plena temporada turística

Italia se despertó ayer con temblores de tierra y se centra ahora en buscar supervivientes y ayudar a los afectados. El terremoto que sacudió la madrugada del lunes al martes el centro de Italia se notó incluso en Roma, donde llegó una de las réplicas, y golpea a una zona turística de montaña en plena temporada alta.

El seísmo, de magnitud 6,2 en la escala Richter, empezó a las 3:36 AM y tuvo su epicentro en Amatrice, en la región del Lazio. En las siguientes horas se produjeron alrededor de un centenar de réplicas, la más grave de las cuales fue la que afectó a Norcia, en la provincia de Perugia. Veinticuatro horas después todavía había replicas.

El balance de fallecidos asciende ya a más de 240 muertos, en el peor episodio sísmico desde el que vivió en 2009 L’Aquila, sólo a 60 kilómetros de Amatrice, en el que perdieron la vida 308 personas. En esta ocasión, el número de víctimas ya se acerca al de hace seis años, a pesar de que se trata de una zona con menor densidad de población. En Accumoli vivían en torno a 2.600 personas y en Amatrice cerca de 2.700. El gobierno italiano no se atreve a hacer una estimación de desaparecidos porque había muchos turistas en la zona. 

Una región turística

La tragedia tiene repercusiones sobre la industria turística italiana. Amatrice era un pueblo con monumentos de origen romano, barroco y renacentista que perteneció al Reino de las Dos Sicilias. Por su parte, Accumoli nació en el año 1012 y contaba con patrimonio prehistórico. Las dos ciudades, visitadas cada año por miles de turistas, han quedado reducidas a escombros.

La otra localidad damnificada, Norcia, ha sufrido derrumbes en la iglesia de San Benedetto, uno de sus principales reclamos turísticos. Más allá del valor material de los edificios destruídos, los visitantes de Amatrice valoran su ubicación junto al parque nacional de los Montes Sibilinos, el Gran Sasso y la Laga. Se trata de un idílico destino frecuentado por amantes de la montaña y los lagos que tardará en recuperar la normalidad.

Muestras de solidaridad

Las labores de rescate han movilizado a bomberos, Carabinieri, militares y personal sanitario venido de distintos puntos del país transalpino. Incluso el Vaticano ha enviado a seis bomberos a Amatrice para participar en las tareas de emergencia. El comisario europeo de Ayuda Humanitaria, Christos Stylianides, ha remarcado que la Unión Europea está preparada para ayudar.

Los principales líderes políticos españoles también han mostrado sus condolencias por la tragedia y los Reyes han enviado un telegrama al presidente de Italia, Sergio Mattarella, para trasladarle su consternación y solidaridad por lo ocurrido. Entre las víctimas hay al menos una española, una joven granadina de 26 años.

El mal precedente de L’Aquila

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, que se ha desplazado al lugar de los hechos, ha asegurado que “Italia sabe lo que tiene que hacer” ante una tragedia como la que vive en estos momentos la zona del Lazio. La historia reciente del país desmiente esta teoría. Cuando la tierra se tambaleó en L’Aquila, dejando 308 muertos, se optó por buscar responsabilidades en sede judicial, sin éxito.

Las condenas a siete miembros de la Comisión de Grandes Riesgos por no haber prevenido correctamente el seísmo quedaron en nada. Finalmente ninguno de los siete condenados pisó la cárcel: seis de ellos fueron absueltos y el sexto vio su condena reducida a dos años.

El entonces primer ministro, Silvio Berlusconi, rechazó la ayuda humanitaria ofrecida por otros países y trató de animar a los evacuados por el terremoto con el consejo de que se tomaran aquellas jornadas como “una semana de cámping”.

La geología tiene la culpa

La península itálica es territorio propicio para los terremotos, al estar ubicada en la convergencia de dos placas tectónicas, la eurasiática y la africana. En la historia del país se puede encontrar multitud de episodios sísmicos, de los cuales el más mortífero fue el sufrido por Sicilia en 1908, en el que perecieron 80.000 personas. En 1915 los temblores dejaron 32.000 muertos y el tercer peor sismo fue el que afectó al sur de Italia en noviembre de 1980, en el que perdieron la vida 3.000 personas.

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