Álex Cruz se enquista en British aunque la crisis cuesta 120 millones

Más de 75.000 pasajeros se han visto afectados por el fallo informático de un sistema externalizado en 2016

 

La imagen del «puñetero amo» de la aviación española cae en barrena. En apenas un año, Álex Cruz ha pasado de coronarse como presidente de British Airways a ser señalado como el mayor responsable de las dos últimas crisis de International Airlines Group (IAG)el verano pasado en Vueling y este fin de semana en la compañía de bandera británica. Si el caos estival ya agujereó las últimas cuentas de la low-cost, el coste de dejar a más de 75.000 pasajeros en tierra rondará los 120 millones de euros para la firma del Reino Unido.

Más de 1.000 vuelos fueron cancelados o retrasados en los aeropuertos londinenses de Heathrow Gatwick el sábado por un error informático. La cifra cayó el domingo y este lunes el 95% de los despegues se produjeron en hora. Según explica el propio Cruz, dos tercios de los pasajeros llegarán a su destino a lo largo del día de hoy. Mientras, la porción restante será recolocada durante los próximos seis meses.

No obstante, los viajeros tienen derecho a una indemnización cuando la espera supera las tres horas por la legislación europea. “El impacto financiero puede alcanzar los 115 millones de euros, cifra el director de JLS ConsultingJohn Strickland. Mientras, analistas consultados por la BBC elevan el golpe hasta los 120 millones de euros. La cifra será parecida a la que tuvo que afrontar Delta cuando dejó a miles de viajeros en los aeropuertos también por un error informático.

En conversación con la televisión pública británica, el ejecutivo español descarta abandonar el cargo que asumió la pasada primavera. “Nuestros esfuerzos se centran ahora en averiguar porque no entró en funcionamiento el sistema de apoyo del principal sistema operativo”, explica. Los sindicatos lo tienen claro: el caos se podría haber evitado de no haber subcontratado parte del departamento de informática. 

Mick Rix, portavoz del sindicato GMB, lamenta la “avaricia” de la empresa cuando el pasado 2016 despidió a “700 trabajadores leales” para desplazarlos a la India de la mano de la sociedad Tata Consultacy Services. British Airways niega oficialmente la relación entre la externalización y el error informático.

Sin embargo, la austeridad ha sido uno de los distintivos de Álex Cruz. Fichado para recortar costes y facilitar la competencia de la aerolínea con las low-cost británicas —Easyjet Ryanair— en el corto y medio radio, el español ha eliminado incluso los aperitivos gratuitos en los vuelos continentales. En las rutas transoceánicas sólo habrá una comida sin coste añadido.

En cambio, el bilbaíno ha puesto en marcha un plan de inversiones de hasta 470 millones de euros para los pasajeros de primera clase. El abanico de medidas incluye la renovación de las principales salas vip y la reinvención de los menús de la clase business.

La conflictividad laboral también ha sido una constante, una losa que también arrastró en Vueling. Los tripulantes de cabina ya han convocado 15 días de huelga en lo que va de año al considerar que aquellos contratados a partir de 2010 cuentan con unas condiciones peores que sus colegas. “Tenemos un salario que roza la pobreza”, lamentaban desde el sindicato Unite el pasado febrero.

La respuesta de la dirección a las demandas de la plantilla: «desde amenazas hasta la retirada de primas y complementos de viajes”, ejemplificaban desde la organización. El fallo informático no sólo afectará a las cuentas y la reputación de la operadora. A lo largo de este lunes, el valor de IAG caía en la Bolsa de Madrid al ritmo del 2,57%. En el índice londinense, las afectaciones eran nimias, con una rebaja de apenas el 0,32%.

 

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