El avión supersónico está cerca de la resurrección

Boom Technology diseña un avión que podría volar a Mach 2.2 (más de 2.700 km/h), y que cuenta con el apoyo de Virgin para llevarlo a la realidad

El vuelo supersónico es la fantasía frustrada de muchas aerolíneas. El accidente del Concorde fue la gota que rebalsó el vaso de un modelo de aviación caro, con una tecnología que no podía solucionar numerosos problemas ambientales.

Pero hay empresas que insisten, con quijotesca obstinación, en resucitar los vuelos que superen la velocidad del sonido, por ahora sólo limitado a los aviones de guerra. Boom Technology es una de ellas: esta firma aeronáutica está desarrollando un modelo que podría alcanzar una velocidad de Mach 2.2, o sea, más de 2.700 kilómetros por hora; unas 2,6 veces más que la velocidad crucero de un gran avión transcontinental.

Uno de los grandes traspiés del Concorde era el alto precio de sus asientos, y que tenía que ocupar cien plazas para que económicamente sea viable. Boom cambiará alguno de estos parámetros para que su avión sea un buen negocio: sus billetes costarán entre 5.000 y 10.000 dólares (4.700 a 9.500 euros), un precio imposible para la gran mayoría de los viajeros, pero accesible para los miles de pasajeros que utilizan las clases exclusivas (y más baratos que los 20.000 dólares que costaba volar en Concorde). Y con 45 asientos, hay más posibilidades que el avión despegue lleno.

Virgin apostará por el proyecto del avión supersónico

Si es cierto que pudieran unir Londres y Nueva York en poco más de tres horas, no hará falta montar los pesados asientos extensibles por un vuelo tan breve. Esto permite aligerar el peso de la aeronave, aunque el mayor ahorro vendrá con el revestimiento de fibra de carbono en vez del aluminio que cubría al Concorde.

El gran desafío está en el desarrollo de los motores. El proyecto de Boom contempla usar tres motores en vez de los dos del malogrado supersónico de Air France y British Airways, aunque todavía los ingenieros no han logrado dar con la clave para reducir el fuerte ruido que generan, ni cómo disminuir la gran explosión que realiza el avión cuando cruza la barrera del sonido.

Según Skift, muchos ingenieros y gerentes de compañías aéreas ven con escepticismo el proyecto, pero el multimillonario Richard Branson, a quien le gusta arriesgar en ideas como los vuelos espaciales, ha puesto el ojo en Boom Technology. Su compañía Virgin Galactic se ha reservado la compra de los diez primeros aviones por un monto de 2.000 millones de dólares (1.890 millones de euros). Y fuentes de Boom también indicaron que una aerolínea europea no identificada ha reservado otros quince aviones supersónicos.

Si lograra contar con estos recursos, Boom piensa poner en marcha su avión para el 2020 o el 2023. Pero para el 2017, junto con General Electric, presentarán en sociedad el XB1, un modelo de un tercio del tamaño final que al principio volará a velocidades subsónicas, para ir aumentando paulatinamente.

Si el sueño de Boom fuera realidad, sus gerentes están calculando cuáles serían sus principales destinos: tienen que ser ciudades con un alto movimiento de viajes corporativos, y las rutas que se podrían plantear son, además del Londres-Nueva York, las de San Francisco-Tokio (4,5 horas) o Sídney-Los Ángeles (seis horas). Y para reducir el tiempo del viaje, volará a 60.000 pies, con lo que los afortunados pasajeros podrán contemplar la curvatura de la Tierra desde sus ventanillas.

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