Colau no asusta a Norwegian Cruise Line

El gigante naviero aumentará su apuesta por Barcelona en 2018 pese al anuncio de una tasa para los cruceristas

Las grandes compañías de cruceros saben que Barcelona está de moda. La crisis que viven mercados como Turquía y el Norte de África ha elevado la capital catalana a la cima del mar Mediterráneo. Con el Aeropuerto de El Prat cada vez mejor conectado, las navieras estadounidenses refuerzan su presencia en la capital catalana sin temor al impuesto contra los cruceristas anunciado por la alcaldesa Ada Colau.

Es el caso del grupo Norwegian Cruises, que engloba a Norwegian Cruise Line (NCL), Regent Seven Seas Cruises y Oceania Cruises. Para el año 2018, las tres firmas asociadas preparan nuevas rutas y más escalas en el Port de Barcelona. La tasa de 0,65 euros por persona para aquellas embarcaciones que pasen menos de 12 horas en el muelle no varía los planes de expansión de la sociedad. El tributo se unirá a los 2,25 euros que ya pagan los navíos que pernoctan en la capital catalana.

“Se trata de un precio razonable que el mercado puede asumir”, reconoce Christian Böll, director de Norwegian Cruise Line en Europa, Oriente Medio y África (EMEA), a Cerodosbé. Ni se plantea cambiar de puerto siempre que el conjunto de los costes sea razonable y, por el momento, encaja dentro de los márgenes. «Hay que hacer una estimación global», sentencia.

Para el año que viene, el buque escogido por NCL será de nuevo el Spirit, con capacidad para más de 2.000 pasajeros y renovado en 2014, que ya visitará las costas catalanas en verano de 2017.

El impuesto tampoco amilana a Regent Seven Seas Cruises. Según explica Gabriella Fonzo, jefa de ventas en la región EMEA, el mercado español se ha convertido en el tercero más importante para la compañía en toda Europa sólo superado por el británico y el alemán. Además, el “parón” que ha sufrido la demanda en el país no les ha afectado, pues la firma con sede en Miami crece “a doble dígito”, celebra la ejecutiva ante Cerodosbé.

De este modo, el impuesto que propugna la administración barcelonesa no afectará a su planificación para el 2018 y será el navío Epic el que amarre en el embarcadero catalán. Con una operativa muy parecida a la del próximo verano, espera volver a seducir a un público liderado por el cliente nacional y estadounidense gracias a las mejoras en el segmento del lujo introducidas en el barco.

La tercera rama del grupo es Oceania Cruises, que tiene una estrategia diferente para la capital catalana. Si sus socios apuestan por un solo buque con una amplia presencia, la sociedad planea un incremento de escalas con sus diferentes aparatos. “Vendrán a Barcelona el Marina, el Riviera, el Nautica, el Insignia y el Sirena”, desgrana Roberto Cabello, director de desarrollo en la Península Ibérica.

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