Esto es el funeral de un político

Cincuenta strippers bailan por las calles de Chiayi en el cortejo fúnebre de un político

“¡Esto sí que es un funeral!”, dijo un vecino de la ciudad de Chiayi, en Taiwán, mientras en la calle pasaba una procesión de 50 jeeps pintados con colores estridentes. Y en el techo de cada uno de ellos, una bailarina erótica bailando en torno a una barra vertical.

El surrealista cortejo fúnebre pertenecía al ex presidente del consejo local del condado, Tung Hsiang, que murió en diciembre a los 76 años. Su hijo, dos días antes de la ceremonia de despedida, dijo que el espíritu del padre se le apareció en sueños y le ordenó organizar una “ceremonia muy divertida” para conmemorar su paso a la otra vida.

Y así desfilaron las bailarinas con una estridente música de discoteca que emitían los altavoces. Pero no iban solas, porque en la procesión también había tótems tradicionales, percusionistas, autos importados de lujo y portabanderas; toda una ceremonia para un político que se decía amante de las multitudes.

En Taiwán y la China rural se acostumbra a contratar bailarinas para los cortejos fúnebres

Pero, lo que a ojos de Occidente sería entre ridículo y fuera de lugar, para Taiwán y algunas zonas rurales chinas es habitual. La tradición proviene de la costumbre de pagar plañideras para llorar en las procesiones, un rito que también tenía lugar en varias regiones campestres de Europa.

Pero en los años ’80, al calor del dinero que entraba por el despegue de la economía, muchos mafiosos adoptaron la costumbre de contratar bailarinas eróticas para las ceremonias fúnebres, dice el antropólogo Marc Moskowitz, profesor en la Universidad de Carolina del Sur. Y luego fue adoptado por las clases populares.

En un artículo publicado en el China Policy Institute, Moskowitz dice que llevar vehículos decorados con flores, música y bailarinas no se limitaban a cortejos fúnebres sino también para conmemorar nacimientos, cumpleaños o la buena marcha de los negocios.

El gobierno taiwanés no prohíbe estos cortejos, pero no permite que haya desnudos. En cambio, el gobierno chino no autoriza que haya bailarinas en bikini o poca ropa, pero sí deja que se organicen karaokes para que los deudos canten mientras el féretro se dirige hacia la tumba.

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