Así será el próximo verano en Vueling

La aerolínea se olvida de crecer más del 15% y reparte de forma más equitativa el número de vuelos a lo largo de la semana

Cómo un mantra, una frase se repite una y otra vez en los despachos que Vueling ocupa en El Prat de Llobregat (Barcelona): “lo del verano pasado no puede repetirse”. Desde el presidente, Javier Sánchez-Prieto, hasta el último tripulante de cabina saben que la credibilidad de la aerolínea está en juego. Por ello, preparan una temporada estival con un crecimiento más comedido que años atrás.

La expansión a nivel español será del 8%, con 20,4 millones de asientos divididos en 277 rutas. En Barcelona, el hogar de la compañía, el incremento será del 6%, con 14,3 millones de butacas a la venta. Las cifras quedan lejos de los acelerones de 2014 (15%), 2015 (19%) y 2016 (18%).

De este modo, la firma guarda pocas sorpresas para el calor y se centrará en reforzar las rutas domésticas con el Aeropuerto de El Prat como epicentro. Desde la capital catalana elevará a nueve las frecuencias diarias a Bilbao (+36%), a diez hasta Mallorca (+18%) y a doce hacia Menorca (+16%). Mientras, la apuesta por el sur de España pasa por crecer hasta las siete frecuencias al día hacia Sevilla (+3%) y hasta las cinco a Granada (+24%).

Lejos quedan los años en los que la dirección de Vueling presentaba con fuegos de artificio un abanico de destinos diseminados por el Viejo Continente. La única cara nueva para el hub de la compañía será Valencia en un corredor operado de la mano de Air Nostrum, aerolínea franquiciada por Iberia.

Además de abandonar la velocidad de crucero, la low-cost de International Airlines Group –que también engloba a British Airways, Iberia y Aer Lingus— modificará la programación de vuelos para no concentrar toda la operativa en los días de mayor demanda. “Antes había jornadas en los que podían salir entre 600 y 700 vuelos para que el día siguiente sólo despegaran unos 400”, señalan desde la plantilla.

Al desequilibrio se le unía la necesidad de exprimir a la tripulación sin pensar en las jornadas venideras: pan para hoy hambre para mañana. “Si había algún inconveniente, tenías que convocar a muchos empleados que estaba de guardia imaginaria”, recuerdan. Si bien se lograba salvar la crisis puntual, el problema llegaba el día siguiente al no haber suficiente personal disponible.

“No es que este año tengamos un aluvión de nuevos recursos, simplemente estarán mejor distribuidos”, celebran las mismas voces. Sí contarán con un avión de reserva más que el año pasado mientras se mantendrán alerta ante las necesidades de alquilar otras aeronaves.

Si el gran damnificado del caos vivido el pasado julio fue Vueling, a otros actores también se les puede achacar parte de culpa. Aena, el gestor aeroportuario, y Einaire, gestor del espacio aéreo, también preparan planes de contingencia para este verano y, por ejemplo, un ejército de controladores de otras bases aterrizará en El Prat para prestar apoyo al equipo actual, al límite de su capacidad.

Así, la aerolínea de bajo coste espera optimista la llegada de la temporada de camisetas y pantalón corto con un doble reto: alcanzar niveles de puntualidad de competidores como Easyjet y Ryanair y alimentar los vuelos de largo radio de la flamante Level, presentada la semana pasada en Barcelona.

Por el momento, el pasado mes de febrero alcanzó unos índices de fiabilidad superiores al 80%, tres puntos más que el mismo periodo de 2016. A la espera de los meses de más actividad turística, las recientes huelgas se han saldado sin grandes sobresaltos. En el horizonte espera la Semana Santa, la prueba del algodón.

a.
Ahora en portada