Colas en los aeropuertos: llegan para quedarse

La nueva directriz europea de control de pasaportes obligará al viajero a llegar antes para tomar un vuelo. El tiempo medio a alcanzar: 25 minutos de espera

Olvídense de llegar al aeropuerto media hora antes de tomar un vuelo. La nueva directriz europea de control de pasaportes obligará a los pasajeros españoles a habituarse a la nueva realidad: las colas, ya corrientes en destinos como Ámsterdam y Londres, estarán a la orden del día en Barcelona y Madrid. Eso sí, tranquilos, no serán de tres horas –o eso aseguran en Aena–. El objetivo es registrar una espera máxima de 25 minutos.

Fuentes del gestor aeroportuario explican que ya se ha puesto en marcha un plan de choque ante las largas hileras formadas desde el 7 de abril, cuando entró en vigor la normativa europea que obliga a revisar la documentación de todos los pasajeros que entren o salgan del espacio Schengen.

Si bien las aglomeraciones han sido superiores a las habituales también en Madrid, la instalación catalana es la que mayores esperas ha soportado. La diferencia en el número de efectivos de la Policía Nacional, los encargados de revisar la documentación, entre ambas instalaciones.

Fuentes del cuerpo policial alertan de que la falta de personal obedece a que los oficiales rechazan trabajar en Cataluña debido “al alto coste de la vida”. “Aquí no hay pluses por capitalidad, como en Madrid, ni por peligrosidad, como en el País Vasco, y los precios de la vivienda son, de largo, los mayores de España”, lamentan. 

Lo cierto es que en las últimas semanas han aterrizado en Barcelona una treintena de agentes que llegan en comisión de servicio –por la que cobran dietas a diario–. Sin embargo, no están totalmente operativos ante la falta de verificadores de pasaportes. En las próximas semanas «se incorporarán 350 nuevos verificadores de documentos, de los que 50 irán a Madrid y 50 a Barcelona», explican en Aena. Así, el flamante personal no se mantendrá de brazos cruzados como hasta ahora.​

Pero lo cierto es que a pesar de las medidas, las colas han llegado para quedarse. «Es intolerable llegar a las tres horas de espera, pero el viajero se tiene que habituar a llegar con tiempo al aeropuerto», advierten en El Prat.

 

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