Barcelona Turisme, en quiebra técnica

La deuda arrastrada desde la disolución de Spanair y la tensión con el ayuntamiento de Barcelona marcan la gestión de Jordi Williams

Mientras trataban de crear una aerolínea que conectara el Aeropuerto de El Prat con los principales destinos del planeta, los directivos de Spanair dejaron un agujero en las arcas públicas de 244,9 millones de euros. Entre los organismos afectados, uno como Barcelona Turisme todavía no se ha sobrepuesto a la sangría y arrastra un patrimonio neto negativo de más de seis millones de euros que le sitúa en quiebra técnica.

El consorcio de promoción de la capital catalana participado por la Cambra de Comerç y el Ayuntamiento registró unos fondos propios de -6,6 millones de euros en 2015. El déficit puede comportar que cualquier acreedor solicite el concurso, pues la entidad está en causa de disolución.

Aunque es cierto que la organización ha reducido paulatinamente la grieta desde los 14,6 millones al cierre del ejercicio 2011, la gestión llevada a cabo por su actual director general, Jordi Williams, es criticada ampliamente en el entorno del patronato.

Según figura en las cuentas a las que ha tenido acceso Cerodosbé, la deuda acumulada se cubre con la subvención otorgada por el consistorio barcelonés, de al menos 1,1 millones de euros anuales hasta 2024.

De este modo, Barcelona Turisme argumenta que no tiene “ninguna obligación de declarar el concurso” al tener un flujo de caja y una tesorería suficientes para hacer frente a los pagos. Para rematar, aduce que “según la normativa, un consorcio sólo se disolverá si no puede llevar a cabo las actividades para las que se creó”. Pese a la seguridad mostrada por la entidad, el informe elaborado por RSM Spain Auditores pone el énfasis en “la situación patrimonial existente”. 

Precisamente la opacidad de la gestión presupuestaria de que hace gala el actual equipo rector podría dificultar la aprobación de las cuentas del ejercicio 2016. Según explican a Cerodosbé fuentes cercanas a la administración, el consistorio han amenazado en más de una ocasión con no aprobar los números del ejercicio ante la falta de claridad.

En un intento de dotar de mayor transparencia al consorcio, desde el Ayuntamiento lograron la promesa de incluir nuevos mecanismos de fiscalización al cierre del año pasado. «Se pondrán en marcha más herramientas de seguimiento para que sea más fácil la trazabilidad de los presupuestos y poder valorar así los resultados finales», explicaba el organismo en una nota de prensa, para salir al paso de las tensiones existentes con uno de sus principales patronos, el Ayuntamiento de Barcelona.

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