El banco francés Société Générale, principal ‘víctima’ de la quiebra de Orizonia

El grupo turístico presenta un 'agujero' de 900 millones de euros en los juzgados

El desastre de Orizonia es mayúsculo. Los libros de contabilidad que la compañía ha presentado en el juzgado mercantil número 1 de Mallorca muestran un agujero de 900 millones de euros, según aseguran fuentes del sector a 02B. Entre los acreedores que han quedado atrapados en la quiebra, sobresale el banco francés Société Générale.

La entidad financiera participó en la adquisición de Orizonia por parte del fondo Carlyle. En la operación, los estadounidenses sólo pagaron 150 millones de euros mientras que cerca de 700 millones se lograron con créditos. No obstante, Carlyle no asumió la deuda y se la endosó a Orizonia con sus activos como garantía.

El informe

El juez y los administradores concursales, Indolvent y Banc Sabadell, trabajan desde el viernes en comprobar la documentación presentada por la compañía. La pareja de gestores que incluye a una entidad financiera –que además mantenía una relación comercial con la concursada– es una fórmula habitual en procesos de una complejidad elevada.

Los administradores tendrán un plazo de 30 días para elaborar el informe sobre el grupo turístico aunque es probable que se solicite una prórroga dada la cantidad de información que significa esta causa.

Las compañías

La documentación presentada en los juzgados afecta a la veintena de compañías que conformaban el grupo turístico. Sin embargo, la deuda se concentra en dos sociedades que funcionaban como holding: Iberotravel Vacations Holding y Orizonia Travel Group. Société Générale tiene créditos sindicados con ambas empresas.

En el caso Iberotravel, la sociedad mantiene una deuda con entidades financieras de 628 millones de euros. Además, también debe alrededor de 83 millones de euros a la Agencia Tributaria y proveedores. Por su parte, Orizonia Travel Group tiene una deuda con los bancos de 10 millones de euros y de 168 millones con otros acreedores.

Además de estas dos empresas de la compañía, existen otras sociedades con deudas con entidades financieras, aunque ninguna de tal calado. La situación para los acreedores es aún peor si se tiene en cuenta que Orizonia no tiene “casi ningún activo”, aseguran los mismos interlocutores.

El concurso

Orizonia entró en concurso de acreedores el pasado jueves. No obstante, dejó de operar mucho antes, el 18 de febrero. La compañía presidida por José Duato tomó la decisión después de que sus agencias de viajes se vieron incapaces de pagar la liquidación del BSP –la suma de la venta total de billetes del último mes que se remite a la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) para que lo divida entre las aerolíneas–.

El grupo turístico hacía meses que estaba en una situación crítica. No obstante, Orizonia encontró una vía de escape que al final no llegó a concretarse. Globalia, presidida Juan José Hidalgo, adquirió la compañía tras inyectar 60 millones de euros y comprometerse con una parte pequeña de la deuda.

No obstante, la lentitud de la Comisión Nacional de Competencia (CNC) dio al traste con la operación e Hidalgo no quiso hacerse cargo del pago del BSP sin garantías.

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