El laberinto concursal de Orizonia

Los administradores intentan recuperar facturas por cobrar en una odisea documental en la compañía

El concurso de acreedores de Orizonia es un laberinto. La administración concursal, ejercida por Indolvent y el Banc Sabadell, se enfrenta a un análisis de cientos de datos agrupados entre las 21 empresas que conformaban el ya desaparecido grupo turístico. En dos meses, deberán presentar el informe que acredite el estado real de la sociedad. Mientras, repasan facturas con la esperanza de poder exigir cobros pendientes para aportar liquidez a la maltrecha caja.

Los libros de contabilidad que la compañía presentó en el juzgado mercantil número 1 de Mallorca muestran un desastre económico gigantesco. Orizonia declaró tener un pasivo de 900 millones de euros. “El informe concursal seguramente aflorará un agujero mayor”, apuntan fuentes judiciales. Los mismos interlocutores añaden que, seguramente, se deberá pedir una prórroga dado la cantidad ingente de documentación.

La caja de Orizonia

“El panorama de la caja de Orizonia es desolador”. Según explican, el dinero que se ha encontrado en la caja de las dos principales sociedades –Iberotravel Vacations Holding y Orizonia Travel Group– es muy poco. La cifra de la primera ascendía sólo a 25.000 euros. De la segunda, 7 millones de euros.

En contraste, entre ambas sociedad se acumula el grueso del pasivo.

Facturas pendientes

Indolvent y el Banc Sabadell trabajan para ampliar ese mínimo de caja. Los administradores concursales repasan facturas y persiguen a compañías que aún no han pagado por los servicios prestados. Los mismos interlocutores apuntan que esta tarea es muy complicada ya que Orizonia tenía todas estas operaciones muy fraccionadas en las 21 empresas del grupo.

Además, recuerdan la famosa frase de suspensión de pagos, suspensión de cobros. “Están a merced de la voluntad de los pagadores”, explican. En este sentido, indican que tampoco vale la pena perseguir todas las vías. Señalan que se va a dar prioridad a clientes que respondan al perfil de grandes compañías.

Concurso

Orizonia entró en concurso de acreedores a principios de abril. No obstante, dejó de operar mucho antes, el 18 de febrero. La compañía presidida por José Duato tomó la decisión después de que sus agencias de viajes se vieron incapaces de pagar la liquidación del BSP –la suma de la venta total de billetes del último mes que se remite a la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) para que lo divida entre las aerolíneas–.

El grupo turístico hacía meses que estaba en una situación crítica. No obstante, Orizonia encontró una vía de escape que al final no llegó a concretarse. Globalia, presidida Juan José Hidalgo, adquirió la compañía tras inyectar 60 millones de euros y comprometerse con una parte pequeña de la deuda.

No obstante, la lentitud de la Comisión Nacional de Competencia (CNC) dio al traste con la operación, según argumentó Orizonia en su día. Hidalgo no quiso hacerse cargo del pago del BSP sin garantías.

a.
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