El turista 60 millones

España cierra, con matices, el mejor año para el turismo. Se batirán los récords de visitas internacionales y de facturación, aunque los ingresos de los hoteles caen por la reclusión forzosa de los españoles en sus casas. Rusos y escandinavos echan el carbón mientras el Reino Unido se mantiene como principal mercado.

Corría 2007 cuando el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero (PSOE), presumía de superar en riqueza (PIB) a Italia. Su erróneo diagnóstico, el tiempo se ha encargado de bañarlo con la realidad, se basó en la evolución de dos actividades: la construcción y el turismo. La burbuja inmobiliaria explotó apenas año y medio después. Más de 2,5 millones de parados atrofiaron la tasa de desempleo, que este año cerrará por encima del 26%. El contagio atolondró al sector servicios y el consumo interno, finalmente, se ha ido al traste. El repaso fugaz a un lustro de crisis aparta al turismo del cuadro, que ha mantenido el brío con matices.

El sector del viaje, sin embargo, está en condiciones de superar las formidables cifras anteriores a la recesión. Los turistas internacionales echan carbón a la locomotora. Todo apunta a que este enero, el Gobierno anunciará la llegada del turista 60 millones. La cifra jamás se había logrado. Hasta noviembre, los datos oficiales arrojan un agregado de 57,6 millones, un 5% más. El ritmo de crecimiento anticipa que el récord se habría roto a mediados de diciembre. El año que Zapatero presumía de PIB, España atrajo a 58,6 millones de turistas mundiales.

Las proyecciones son del ministerio de Industria a través de Frontur. Por su parte, Exceltur barrunta otro logro: la facturación del turismo español habría alcanzado los 45.100 millones hasta noviembre. Otros analistas, como los de Banco Popular son incluso más optimistas respecto a los ingresos. El volumen de negocio pasará a los anales aunque se confirme la cifra más conservadora, que equivaldría a cuatro puntos de PIB. Rusos ( 31,3%) y escandinavos ( 17,4%) son los responsables de este aparente éxito. La atención al detalle de los empresarios del sector es la clave de bóveda de la adaptación a los nuevos mercados. En los centros turísticos de Cataluña, Canarias y Baleares es sencillo encontrar, por ejemplo, reclamos en alfabeto cirílico.

Estas tres comunidades junto a la Comunidad Valenciana concentran la llegada del 60% de los visitantes internacionales. Ocho de cada diez ha elegido el avión para alcanzar el país. Las puertas de entrada han sido los aeropuertos de Barcelona y Palma de Mallorca, las dos instalaciones que mejor aguantan el hundimiento generalizado de la red administrada por Aena. El aeródromo de Alicante despunta con primer punto de contacto del turista inglés.

La operativa de las compañías low cost, que han puesto esa instalación entre sus prioridades, facilita puentes con el aún mayor mercado emisor. Reino Unido ( 4,6%) aporta más de 13,7 millones de clientes. El podio lo completan Alemania ( 5,2%) con 9,3 millones y Francia ( 6,4%) con 8,9 millones. Italia (-9,2%) y Portugal (-8,5%) son los tradicionales que pierden fuelle. La crisis en la periferia del euro gira estas facturas y España ha pagado la propia. Los viajes internos han decrecido un 3%, también durante los 11 primeros meses del año. Los desplazamientos de fin de semana, que se mantienen estables, han evitado un mayor descalabro. Por esta razón, a pesar del récord, algunos hoteles han facturado menos. Los catalanes, a nota de ejemplo, han perdido el 2,5% de los ingresos por la atonía del cliente local.
 

 
El año que Zapatero presumía de PIB, España atrajo a 58 millones de turistas

 
Madrid es el destino más dañado por el confinamiento de los españoles en sus casas. La caída es del 7% anual, a pesar de los esfuerzos por corregir la situación de crisis turística. En las últimas semanas, ayuntamiento y Comunidad han emprendido varias acciones para llamar la atención del viajero internacional. El mercado en potencia es Asia. Allí una legión de bloguers trabaja en Internet para prescribir la capital española como lugar de vacaciones. Las compañías aéreas, como Air Europa, estudian conexiones con China. Iberia mejorará sus puentes con África y Asia desde Madrid.

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