Los balnearios se rebelan contra el termalismo ‘low cost’

El sector critica la aparición de proyectos similares en ayuntamientos gracias a fondos europeos

Los balnearios del Estado han iniciado su programa de termalismo social, clave para mantener la facturación de los establecimientos en temporada baja. Se fundamenta en los beneficios para la salud y el bienestar que la estancia en los centros proporciona a las personas mayores. Muchos de los balnearios se han especializado en este servicio y han desarrollado programas –tanto en el ámbito estatal como en las comunidades autónomas– para apuntalar la calidad de vida y reducir los síntomas de este tipo de usuarios.

La administración, a través del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), ha correspondido a los establecimientos destinando fondos para estas estancias. Su decisión está avalada por sus propios estudios, que indican que la inversión, además de beneficiar a los establecimientos, supone posteriormente un ahorro en gasto farmacéutico y sanitario.

Sin embargo, entre los balnearios advierten que este concepto está siendo “desprestigiado” por el desarrollo del que denominan termalismo low cost. “Hay un temor fundado porque hay ayuntamientos que impulsan estos proyectos con fondos europeos causando un gran desánimo en el sector”, advierte Benigno Amor, presidente de la Asociación de Balnearios de Galicia, una de las comunidades líderes del sector.

El ejemplo de Ourense

Cuando muestran su rechazo por este tipo de termalismo, los balnearios gallegos ponen como ejemplo la ciudad de Ourense. Partida en dos por el paso del río Miño, la ‘cidade de As Burgas’ acondicionó los márgenes fluviales para el turismo, estableciendo puntos termales como las pozas de A Chavasqueira o las de Outariz, por el momento gratuitas, que se convirtieron en un eje fundamental del plan turístico del Ayuntamiento además de lograr una gran imbricación en la ciudad y en la ciudadanía ourensana.

Amor lamenta que este servicio “no cumpla la estricta normativa de los balnearios”, pero, sobre todo, que se produzca un efecto imitación en otros municipios. Pone como ejemplo a las ciudades gallegas de Cenlle, también en la provincia de Ourense, o Caldas de Reis, en Pontevedra, que “desarrollan proyectos similares con fondos europeos y públicos”.

Un problema de imagen exterior

Todavía hay un tercer peligro que turba el sueño de los balnearios. Entienden que la imagen termal que se está promocionando en el exterior no representa el modelo que quieren defender. “Nosotros nos basamos en un modelo europeo, con establecimientos centenarios y con una oferta que ya es muy diversificada. Tenemos un turismo terapéutico en balnearios como el de Lugo o el de Carballo y otro más termal como Mondariz o la Toja”, expone el presidente del sector en Galicia.

Sin embargo, consideran un error buscar visitantes potenciando un modelo más parecido al de Ourense, “que tiene más que ver con el modelo asiático y que acabará comiéndose lo nuestro”, concluye Benigno Amor.

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