Moritz ‘roba’ al ‘Hotel Vela’ el mejor sumiller de España

La cervecera ficha a Sergi Figueras para estar al frente del Bar À Vins de Barcelona

Tímido, pero sonriente y con los pies en la tierra. Así es el mejor sumiller de España, Sergi Figueras, que acaba de incorporarse al equipo de Moritz en Barcelona. Después de tres años y medio en el restaurante Bravo 24 del prestigioso hotel W de la capital catalana, más conocido como vela, Figueras ha querido comenzar una nueva etapa junto a la cervecera.

Apenas acaba de aterrizar en Moritz y está analizando la carta de vinos del Bar À Vins, ubicado en la antigua fábrica de la firma, y del que será capitán. “Aquí tengo la oportunidad de interactuar con los clientes y tener un mayor contacto con las bodegas”, explica Figueras desde su nuevo puesto de trabajo.

Nuevo proyecto en marcha

El Bar À Vins lleva apenas un año abierto al público. El próximo 17 de septiembre soplará las velas de su primer aniversario, para cuando espera Moritz poder estrenar una nueva imagen, a nivel decorativo, y una selección de vinos, de la mano del mejor sumiller de España y de Catalunya del último año.

Figueres que habla con admiración de Carlos Abellán, chef de Bravo 24, confiesa que necesitaba algo nuevo y dibujar otro camino en su trayectoria laboral. Reconoce que dejar un restaurante ubicado en una zona mucho más turística y trasladarse a un bar más local es, cuanto menos, un reto y un cambio importante.

Mundializar el vino

Una de las novedades con las que se ha encontrado Figueres en el Bar À Vins es con la posibilidad de acercar el vino al común de los mortales. “Nuestra apuesta es intentar hacer el mundo del vino más terrenal”, subraya Moritz.

Mediante un sistema sencillo, la cervecera que dirige Albert Castellón, consigue mantener un vino de calidad abierto sin perder por ello el sabor ni el aroma. El objetivo es acercar al paladar de los clientes a vinos de alta gama a un precio más económico.

 

Catas económicas

La fórmula consiste en poder servir vinos caros –que pocos bolsillos pueden permitirse– en copas, cuyo precio puede oscilar desde un euro a cuatro o cinco. Además, como la presencia es importante, cada cata que se realiza va acompañada de una etiqueta que especifica el nombre del vino, su precio, la cosecha y la bodega.

Y si el cliente tiene alguna duda, sólo con levantar la mirada y apartarla por un momento de la copa, podrá preguntar a Figueras y empaparse de su sabiduría.

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