Thomas Cook se entrega (sin éxito) a España y Grecia

El grupo turístico pierde 79 millones de euros mientras naufraga en la búsqueda de un modelo de negocio viable

El de la turoperación es un negocio con una gran incógnita sobre la mesa: ¿puede adaptarse a los nuevos tiempos en los que el viajero puede reservar sus vacaciones en un par de clicks? Mientras busca respuestas, la británica Thomas Cook, la compañía de viajes más antigua del mundo, lucha por no convertirse en un recuerdo del pasado. De momento, sin mucho éxito: en el último trimestre perdió 79 millones de euros.

Los números rojos son, eso sí, un 11% menores que los del mismo periodo del año anterior. El balón de oxígeno llega desde Grecia (+40%), España y los destinos de larga distancia como República Dominicana. Gracias al trío, los ingresos crecen un 1% hasta los 1.896 millones de euros. Destellos insuficientes para una empresa que tras publicar los resultados de su primer trimestre fiscal cayó un 7,7% en una jornada. Desde los 91,3 euros por acción a 84,95 euros.

Los atentados terroristas sufridos en destinos como el norte de África y Turquía a lo largo de 2015 y 2016 desviaron los flujos de turistas hacia destinos como las Islas Baleares o las Islas Canarias. Ante el aumento de la competitividad y la inflación de los precioso, Thomas Cook ha optado por crecer en el turismo de calidad «y no hacerlo solamente por volumen», sostiene en un comunicado.

El principal problema: «el modelo de negocio continúa enfrentado a retos estructurales», apunta la analista Wyn Ellis, de Numis Securities Limited, a Bloomberg. Las mismas tesis defiende Martí Sarrate, presidente de la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas, que lamenta la indefinición del público de la firma. “Deben reinventarse en campos como los receptivos y adaptarse a los nuevos gustos de los clientes más jóvenes”, señala.

Además, “la compañía también debe afrontar un salto tecnológico, pues anda rezagada en comparación con la mayoría de empresas de viajes”, explica el dirigente patronal. En un sector en el que agencias, turoperadores, hoteleras e incluso aerolíneas compiten de tú a tú, Thomas Cook camina con desventaja frente a los grandes nombres como Booking o Expedia. Aun así, la sociedad trata de acelerar su crecimiento digital y en el Reino Unido el 20% de las ventas ya llegan por este canal. En Alemania el porcentaje es del 40%.

El analista de XTB Brokers Daniel Garcia también achaca la mayoría de los números rojos a “la operativa de la empresa”. “La nueva competencia les ha perjudicado claramente”, ilustra el experto.

Otro de los agujeros negros del grupo es la aerolínea alemana Condor, con un descenso de la demanda del 1%. “El negocio de las aerolíneas alemanas sigue afectado por la baja demanda hacia Turquía y el exceso de capacidad hacia las Islas Canarias”, lamenta Peter Fankhauser, consejero delegado de la empresa. “Sin embargo, la fuerte demanda hacia Grecia y la reducción de capacidad en algunas rutas nos han ayudado a mitigar el impacto”, explica. El objetivo es el de retornar a la senda de los beneficios durante la segunda mitad de 2017.

Ante tal escenario, la compañía busca destinos alternativos que promocionar con una España masificada y la sensación de inseguridad todavía latente en algunos destinos del Mediterráneo. “En países como Croacia, Bulgaria o Chipre estamos muy bien posicionados y vemos mucho potencial de crecimiento”, augura Fankhauser.

De este modo, la compañía vende optimismo con sus nuevos paquetes. Las reservas globales crecen un 9%, con el programa de verano ya al 31% de capacidad; un 2% más que en febrero de 2016. El aumento de ingresos y la estabilización del valor de la libra son dos de los argumentos a los que se agarra la empresa creada por Thomas Cook en 1841, cuando fletó un tren para 500 personas dirección Leicester con destino a un congreso antialcohol.

a.
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