Airbnb pagará la tasa turística en París con Barcelona en el horizonte

La compañía se regulariza en Francia tras el batacazo de Uber, que ha tenido que cerrar por la presión del colectivo de los taxistas. Mientras, en Barcelona, la Generalitat y el Ayuntamiento abogan por diferentes soluciones para dar cabida al servicio.

El alquiler colaborativo se adapta a la estricta legislación francesa. El país, que ha obligado a Uber a bajar la persiana, ha acordado con Airbnb la imposición de una tasa turística en París de 0,83 euros por persona y noche. La capital gala es el principal mercado del mundo para la tecnológica, con casi 50.000 alojamientos, por lo que la compañía salvaguarda uno de sus principales activos. Al otro lado de los Pirineos, aguarda a resolver su estado en Barcelona, mientras las autoridades abogan por diferentes soluciones.

El cobro del canon viene obligado por un Decreto aprobado por el Gobierno. Ofrece la posibilidad a la plataforma de realizar el pago y recaudar por su cuenta la tasa a los clientes. La empresa de Silicon Valley ya ha avisado que la medida se extenderá también a otras ciudades del país.

Con ésta, Airbnb ya cobrará un impuesto sobre el turismo a dos ciudades europeas (la ciudad del Senna y Ámsterdam) y a ocho de los Estados Unidos: San Francisco, Portland, Philadelphia, Chicago, Malibu, San Jose, San Diego y Washington D.C.

La siguiente, ¿Barcelona?

Otro foco de actividad para la firma es la ciudad condal, que también se encuentra en plena discusión de su modelo de alojamientos turísticos. La Generalitat de Catalunya ha abierto la puerta a legalizar el servicio e imponer una tasa de entre 0,65 euros por persona y noche en Barcelona y 0,45 euros en el resto de la región. Mientras, el consistorio barcelonés prosigue con la moratoria en los apartamentos, que finalizará en el segundo trimestre de 2016.

Además, la administración de Ada Colau pretende convertir en viviendas sociales aquellos edificios que hayan sido multados por realizar la actividad.

Diametralmente opuesto a Uber

La regulación de Airbnb en París choca con la situación de Uber en Francia. El servicio de transporte colaborativo se ha visto obligado a bajar la persiana en el país galo tras la detención del director de la aplicación en la zona y el responsable en Europa Occidental. Los cargos, una práctica comercial engañosa, organización de una plataforma ilegal y tratamiento fraudulento de datos personales.

El cierre, a principios de julio, fue argumentado con «la intención de preservar la seguridad de los chóferes del servicio», que habían sufrido varios ataques en las últimas semanas por parte de los taxistas regulados. A principios de setiembre, el Consejo Constitucional debe pronunciarse sobre la nueva ley que regula el transporte con conductor en Francia.

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