Ángeles Alarcó se aferra a la silla en Paradores

La ex esposa de Rodrigo Rato no dimitirá y gana tiempo hasta las generales

Ángeles Alarcó tiene un plan. La presidenta de Paradores capeará la tormenta política que ha despertado la investigación de su ex marido, Rodrigo Rato, por tres presuntos delitos fiscales. «Muy afectada por el caso», aseguran fuentes conocedoras, Gela ganará tiempo hasta las generales, cuando puede haber nuevo baile de sillas en el consejo de la hotelera pública.

La ratificación de facto de la también consejera delegada se ha producido el miércoles. El ministro de Turismo, José Manuel Soria, ha apoyado a Alarcó –vinculada a al menos dos de las empresas de la trama familiar de Rato—por «su gestión eficaz«.

En efecto, la empresa nota una «incremento de actividad» y pronto anunciará que ha suturado las cuantiosas pérdidas que notificaba en el pasado.

Espaldarazo

El segundo balón de oxígeno llegará el 30 de abril, cuando se celebre el consejo de Paradores. Alarcó no encontrará oposición en el órgano ejecutivo y ganará tiempo hasta las elecciones generales, previstas para finales de año.

Precisamente, la sensación en la cadena pública es que la directiva, que medró en política bajo la égida de Esperanza Aguirre, es intocable. La avalan las cifras y la conexión con la candidata a alcaldesa de Madrid. En las reuniones, contemporiza. «No se tocan temas clave. Hay una sensación de parón hasta las generales», señalan las mismas voces.

Planes

Sea lo que fuere, la cadena de alojamientos no arriesgará. El plan para abrir una franquicia en Omán pierde terreno: ahora se negocia con un primer hotel en Salamanca, que competiría con el propio Parador que mira al río Tormes.

Hay más. Alarcó seguirá con el saneamiento financiero, que costó 350 bajas y un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que vence este año. Ahora, el plan se basa en el código ético de la firma, que se asemejará al de Meliá y NH: Paradores quiere parecerse a una cadena privada. La hoja de ruta debería acabar con las prebendas de los directores, que, en algún caso, aparcan y lleva a legiones de familiares gratis a su alojamiento, denuncian los empleados.

El cepillado sordo, trabajo de medio campo, continuará. No habrá dimisiones. Al menos, hasta las próximas elecciones generales.

a.
Ahora en portada