Así serán los hoteles del futuro

El arquitecto Juli Capella desgrana las claves de como estarán diseñados los alojamientos en los próximos 10 años. Un concepto es su obsesión: Servicio personalizado. Los hoteles cada vez se parecerán más a las casas.

Al revés que en Regreso al Futuro, no habrá ni patines a reacción ni multitud de pantallas por los rincones. La modernidad puede decepcionar. Olvidados los coches voladores y demás posibilidades estrambóticas toca plantearse: ¿Cómo serán los hoteles del futuro? El arquitecto Juli Capella lo desgrana. «Todo el diseño de un hotel debe ir encaminado a ofrecer personalización al cliente, a que se sienta único», profetiza.

En el Venturing Day organizado por Hotusa, Capella empieza por el principio: La recepción. «Ahora llegas a un establecimiento, cansado del viaje, y tienes que realizar el ingreso de pie, con una barra de por medio que hace de frontera con los empleados», critica. «Â¿Por qué no hacerlo más acogedor, como si fuera el recibidor de una casa, con una mesa en la que sentarse?», se pregunta.

¿Habitaciones o casas?

La tendencia camina hacia que cada usuario pueda escoger el máximo número de detalles de cada habitación. «Se acabó aquello de habitación estándar al uso, tan cómodo para el hotelero, que no tenía que preocuparse de nada», apunta. Los clientes podrán añadir cada vez más detalles a su reserva. Las vistas, la planta, el estilo, quedarán a la elección. «El objetivo es convertir la sala en nuestra casa», finaliza.

El proceso «no pasa por llenarlo todo de pantallas», como hemos visto en tantas películas. «Eso da miedo», alerta. «Lo que sí es cierto es que a través del televisor podremos ver el tiempo que hace en el exterior, pedir el servicio de habitaciones o comunicarnos con la recepción», explica el arquitecto.

Pero la innovación no consiste necesariamente en darle la vuelta al concepto hotelero con grandes avances tecnológicos. «A veces hay cosas tan simples como evitar poner el mini bar en el suelo y evitar que nos tengamos que agachar con lo ridículo que puede suponer para algunos», comenta entre risas. «La misma nevera a una altura cómoda es mucho más funcional», compara.

Los baños, un placer

Capella declara la guerra para siempre a los azulejos blancos que han gobernado las paredes de los baños desde hace muchos años. «Sí, son muy prácticos porque son muy fáciles de limpiar pero son horribles», exclama. «El baño debe ser cada vez más acogedor, se tiene que convertir en un placer», espera. Propone rodearlo de calidez y adaptarlo a los nuevos tiempos con, por ejemplo, «una iluminación específica para maquillarse».

Otra vez, añade otra idea que no supone ningún tipo de gran inversión más allá de la lógica. «Â¿Por qué seguimos poniendo el regulador de la ducha debajo de la alcachofa?», se pregunta. «Es imposible poner en marcha el agua sin que nos quememos o nos helemos. ¡Pongámoslo a un lado!», remata.

Sostenibles

Tampoco titubea en materia energética. «Aquél que no sea ecológico diseñando un hotel es un delincuente», dispara. Eso sí, sin disparates. «Tampoco caigamos en el extremismo, como en las placas solares que nos hicieron poner en el hotel Silken de Barcelona, que obligan a tirar agua caliente en verano», matiza.

En definitiva, nada de robots. Personalización y sobre todo «facilidades». «Los alojamientos del futuro deben facilitar la vida a los turistas», concluye.

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