EEUU prepara una colonización turística para Cuba

Los estadounidenses podrán usar sus de tarjetas, los cubanos recibirán formación empresarial y se reducirán los requisitos para entrar en la isla; los grupos españoles son los mejor posicionados en el nuevo escenario

Estados Unidos (EEUU) y Cuba están a punto para derribar, con métodos reminiscentes de la guerra fría, un muro que acorrala a la industria turística de la isla. Por ahora, permanecerá inalcanzable el viejo sueño de saltar el estrecho de Florida con un simple viaje de avión; pero los primeros pasos para llegar a esa situación se darán en breve.

El paraíso de los Castro estará en condiciones de recibir a nuevos miles de visitantes gracias al paquete de medidas que se estimularán desde Washington. Al estadounidense le gusta quedarse en su país (sólo dos de cada diez han viajado fuera); pero cuando sale aplica una de las mayores ratio de gasto por pasajero y día.

Este cliente representa el auténtico broche de oro para las empresas españolas con intereses allí. Juan José Hidalgo (Globalia), Simón P. Barceló (Barceló), Gabriel Escarrer (Meliá), Miguel Fluxá (Iberostar) y Amancio López (Hotusa) invierten desde hace años en el enclave comunista.

Hidalgo (400 habitaciones y vuelos directos a España de Air Europa) destacó a este diario, tras la presentación de su nuevo hotel en Madrid, que «euro de beneficio que se obtiene, euro que se puede repatriar a la mañana siguiente».

Este escenario, amigable para los negocios, no se reproduce en países de similar órbita política, como Venezuela. Allí, la deuda del Estado bolivariano con Air Europa roza ya los 150 millones de euros.

Las inversiones en Cuba han sido seguras durante décadas para los empresarios españoles. Y ahora se sienten fuertes ante la presumible nueva oleada turística. Tras el anuncio del presidente de EEUU, Barack Obama, sobre el nuevo clima entre ambos vecinos, se ha explicado con sumo detalle el escenario político. En pocos meses habrá embajada y se aliviarán las condiciones para viajar a Cuba.

Sin embargo, otras y no ésas sientan las bases para la próxima eclosión de visitantes. Las instituciones financiaras norteamericanas podrán asociarse con las cubanas. Significa que, en breve, los estadounidenses podrán usar en la isla sus tarjetas de crédito y las monedero.

Otras iniciativas económicas de trascendencia impulsarán el sector turístico, según los expertos citados por The Wall Street Journal. Los cambios que se han puesto sobre la mesa de ambos presidentes, con la mediación de Canadá y el Vaticano y la sonora ausencia de España, se encaminan en el impulso del incipiente sector privado cubano.

Hoy, las pocas empresas locales se ciñen a la agricultura, pero ambos Ejecutivos quieren explorar opciones adicionales para promover el crecimiento de la iniciativa emprendedora, particularmente en actividades de apoyo al turismo.

Del comunicado oficial de la Casa Blanca se desprende que se ofrecerá, por ejemplo, formación empresarial, entre otras iniciativas. Si Obama tiene éxito, las empresas españolas serán las primeras en captar estos nuevos socios, además de los viajeros que lleguen a Cuba sin trabas políticas.

La sorpresa del anuncio y, sobre todo, el secretismo con el que se han sentado las bases del futuro escenario, no permite previsiones de volumen de visitas y facturación.

Para calcular el comportamiento del turismo en Cuba, los expertos se basarán en la experiencia de países como China y Vietnam, que restablecieron las relaciones diplomáticas con EEUU hace 35 años y dos décadas, respectivamente. A esas conclusiones añadirán, a modo de corrector, la enorme influencia que genera Florida como destino masivo de sol y playa entre los estadounidenses pudientes.

El nuevo terreno político facilita la llegada y la expansión de los grandes competidores estadounidenses. Marriott y Hilton tendrán que ponerse a la altura de Be Live, Meliá y Barceló; pero esos gigantes son expertos en conquistar terreno. Lo han hecho en escenarios igual de complicados, como Santo Domingo.

La República Dominicana, el eterno competidor de Cuba, era otro fortín exclusivo de la hotelería española hasta hace pocos años, cuando se produjo el desembarco alineado con la eclosión del sector de congresos.

El paradigma cambiará para Cuba en pocos ejercicios. El consenso de los expertos es que los empresarios españoles gozan de una excelente posición de partida. De momento, la única certeza es que la industria del viaje ha ido en aumento a pesar del embargo. La contribución de la actividad al PIB cubano es del 6%.

En España, es del doble, mientras que en otras potencias caribeñas, como Puerto Rico, supone entre el 5% y el 7%. El Gobierno de San Juan pretende elevarlo hasta el 16%.

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