El concurso de Urvasco siembra dudas sobre el futuro de Silken

Varios inmuebles de la constructora de la familia Iraculis ya han acabado en manos de los acreedores. Desde la firma defienden que no se perderá la gestión de los establecimientos, pero en el sector alertan de que los contratos tan beneficiosos van a acabarse.

Son negocios separados, pero con una dependencia mutua incuestionable. La constructora de la familia Iraculis se tambalea en pleno concurso de acreedores, y desde el sector temen que pueda arrastrar a Silken, la hotelera y comercializadora del conglomerado. El clan ya no es el máximo accionista de la cadena –hasta hace un año ostentaba el 93,5%-, varios edificios ya han quedado en manos de los acreedores, e incluso en algunos han perdido la gestión.

«No se van a escapar más hoteles», tranquilizan desde la compañía. «A corto plazo no vamos a perder contratos, pues en muchos tenemos negociado el alquiler durante los próximos diez años», advierten. La crisis del ladrillo se traspasa a la recepción del hotel. 

Varias bajas en las últimas semanas

Desde el inicio del concurso, Urvasco ha perdido el Gran Domine, en Bilbao, y el Silken de Málaga. En los próximos días se espera que el Ciudad Gijón también cambie de manos. En el alojamiento vasco, la comercializadora perdió la gestión y cayó en manos de la familia Wicke.

El establecimiento andaluz, por el contrario, es ahora propiedad de HI Partners, el fondo hotelero del Banc Sabadell. Ha quedado encuadrado, sin embargo, entre aquellos activos que la entidad buscará abandonar con una venta.

Otro de los edificios que más deuda arrastra es el Diagonal Barcelona. La futurista instalación acarrea un pasivo de 40 millones de euros en apenas 12 años desde su construcción. Pese a su buen funcionamiento, es uno de los pesos pesados que podría saltar a los acreedores.

Alquileres muy beneficiosos

«Ahora parece que todo el mundo apuesta por la gestión, aunque en algunos casos es forzada y veremos cuánto dura», lamenta el directivo de otra cadena española.

El futuro podría ser bastante menos brillante que el presente, auguran desde el sector. «Es cierto que son diferentes empresas, pero Silken disfrutaba de alquileres totalmente fuera de mercado, mucho más bajos», añade un consultor hotelero. Con el cambio de propietarios, «es probable que se deban renegociar algunos contratos o incluso que no se renueven», puntualiza el analista.

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