El idílico club de vacaciones de Meliá termina en guerra judicial

Medio centenar de socios del plan vitalicio de Meliá llevan a juicio a la cadena hotelera por devaluar su semana de vacaciones de lujo en cualquier parte del mundo a dos días al año en hoteles donde hay disponibilidad

Cuando Jesús Sánchez veraneaba en el hotel Meliá Caribe Tropical en Punta Cana en 2006 fue sorprendido cuando casi se alistaba a pisar su playa paradisíaca. Una simpática mujer, con uniforme de Meliá, lo abordó de forma amable para preguntarle datos muy personales «¿Cuánto ganas? ¿Cuánto te gastas al año en vacaciones?» Así comenzó el abordaje que siguió con regalos playeros de camisetas, toallas y otros incentivos.

Todo el agasajo tenía como propósito que Sánchez y su mujer resistieran casi dos horas de charla en la que el equipo de Meliá, entre mojitos y caipiriñas, intentaban convencer a Sánchez de un producto idílico. Se trataba de un club de vacaciones que daba derecho a una semana de alojamiento en hoteles Meliá de todo el mundo durante 50 años por un precio de 13.000 dólares (unos diez mil euros para aquella época). 

A Sánchez le prometieron vacaciones de lujo, mayordomo a su disposición y la comida que quisiera. Tras una consulta telefónica a un amigo en España, decidió contratar el producto vacacional que –a su criterio– era un auténtico chollo.

Pero después de haber comprado el producto, Sánchez comenzó a percatarse de que lo prometido no se correspondía con la realidad. «Comenzaron a cobrarme unos 500 euros anuales por el mantenimiento. Luego, en sus primeras vacaciones no hubo suite de lujo, sino vacaciones comunes y corrientes. Tampoco había mayordomo ni desayuno incluido. También tuvo que pagar por los dos niños unos 200 euros por la semana de vacaciones. Aún así, no me parecía caro», explica Sánchez.

Hasta 60.000 euros

Como Sánchez, miles de familias aprovecharon las vacaciones hasta que a partir de 2010 Meliá comenzó a cambiar las condiciones de los socios. La semana de vacaciones se convirtió en apenas dos días. Así como Sánchez, otros socios pagaron 30.000 y hasta 60.000 euros por ingresar al club y comenzaron a reclamar a Meliá por la devaluación de las condiciones. Meliá sigue ofreciendo la misma cantidad de días prometidas pero en fechas diferentes a la temporada alta. De este modo, las vacaciones de agosto tenían que pasar a noviembre o a febrero para conservar las mismas condiciones.

A través de internet, medio centenar de afectados presentaron una demanda colectiva contra Meliá. La empresa asegura que cuenta con más de 30.000 socios en todo el mundo y, por tanto, la demanda supone sólo una pequeña representación de los beneficiarios del club. «La conflictividad en el Club no llega ni al 0,01% de los clientes, pese a lo cual, las reclamaciones se atienden puntualmente. Son casi 30.000 miembros del Club Meliá, hablamos por lo tanto de un escaso puñado de clientes descontentos», ha explicado la empresa.

La demanda

El abogado que representa a los afectados, Julio César Arnaiz, asegura que la cadena devaluó la inversión que habían hecho los socios. Los afectados entienden que la cadena, para obtener mayor rendimiento de la explotación hotelera durante el verano, tomó la decisión de expulsarlos de los meses con mayor demanda. «Han intentado ponerlos todas las trabajas posibles. A los clientes que firmaron en República Dominicana, les decían que tenían que ir a demandar allí. Intentaron llevar el juicio fuera de España y luego a Palma de Mallorca, todo con el proceso de obstaculizar la demanda», explica el abogado.

Los afectados han comenzado a dejar de pagar las cuotas de mantenimiento, lo que ha ocasionado otro pleito paralelo, ya que la cadena le exige que sigan abonando las cuotas de mantenimiento anuales. Los demandantes, agrupados por medio de una web, aseguran que afectados de todo el mundo siguen llegando. Casi todos han dejado de vacacionar en Meliá. Se acabaron las dulces vacaciones. 

a.
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