El recóndito Fundu Lagoon, escondido entre los bosques y el mar de Tanzania

Un exclusivo complejo en el archipiélago de Zanzíbar, al que sólo se puede acceder tras un periplo de avioneta y barca. Se trata de perderse por la paradisíaca playa que da al océano Índico, hasta escuchar el silencio en un entorno en el que la ostentación no es necesaria.

¿Te suena la isla de Pemba? ¿Y Chake Chake? ¿Y Mkoani…? Son los lugares por los que se deberá pasar para llegar al paraíso. Desde Tanzania hay que volar a la isla de Zanzíbar, allí se cogerá una avioneta hacia la isla de Pemba y se aterriza en la capital, Chake Chake. Luego queda un viaje en camioneta al puerto de pescadores de Mkoani, donde subirás en una barca que acerca hasta este embarcadero.

No hay otra manera de acceder al Fundu Lagoon. Horas de vuelo, largas esperas, cansancio acumulado… Pero cuando uno baja de la barca, y tras caminar a lo largo de la pasarela de madera hasta la recepción del hotel, y contemple este lejano lugar, perdido en medio del Ãndico, el agotamiento se desvanecerá y se pensará ‘¿por qué no he venido antes?’

Cabañas a pie de playa

Unas 18 cabañas, algunas a pie de playa y otras en la colina, conforman el hotel. Seis de ellas, las suites, tienen piscina privada. Todas están orientadas para ofrecer unas vistas espectaculares del océano.

Habitación

En el Fundu Lagoon, la playa y el bosque se tocan. Con la construcción de las cabañas se ha querido respetar el entorno y evitar introducir elementos agresivos o discordantes. Por ello, no hay lujos excesivos ni ostentación. No son necesarios. Y por el mismo motivo, las cabañas se encuentran medio escondidas entre la vegetación, para integrarse con el paisaje. Están construidas con materiales de la misma isla: maderas de sus bosques, techos de makuti -unas hojas locales- y bambú, entre otros.

Todas tienen acceso directo a la playa. Bajando unas escaleras, pasando por unas tablas de madera o por un camino de arena, se habrá llegado al Ãndico. 

La autenticidad del silencio

En cada una de las cabañas de madera hay una tienda de lona donde se ha instalado el dormitorio. El descanso está asegurado al cerrarla; lejos de mosquitos y otros insectos comunes en la isla. También de los monos que se pasean por los alrededores. 

Jacuzzi

En la zona de día de las cabañas, espacios para reposar, para contemplar el paisaje o para sentarse a escribir una carta. Al lado, un original pisapapeles: una de las gigantescas conchas que podemos coger en la playa cuando baja la marea, dos veces al día, y el mar se retira casi 300 metros. 

Los largos paseos por la fina arena blanca llevarán hasta donde ya no haya un solo turista. Quizá se encuentren algunos niños jugando y corriendo, o puede que se consiga ver uno de esos poblados de pescadores medio oculto entre la maleza. Se sabe que están allí, a cien metros escasos del agua. 

También para el deporte

Más allá de la playa paradisíaca, los largos paseos por la orilla, los masajes con productos exóticos y el absoluto relax, otro de los grandes atractivos del Fundu Lagoon es su centro de buceo e inmersión. Una oportunidad única para conocer el Ãndico por dentro y contemplar los bancos de arena, los arrecifes de coral y las especies más curiosas de peces y cangrejos.

¿No conocían la isla de Pemba? A partir de ahora seguro que la recordarán.

a.
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