Hostmaker: “España está perdiendo el tren de la revolución digital”

El general manager de Hostmaker en España, Jaime de la Torre, denuncia la demonización del viajero que realizan las administraciones municipales

“Se aplican soluciones simplistas a problemas complejos”. Una afirmación del general manager del operador de viviendas Hostmaker, Jaime de la Torre, con la que zanja las críticas que recaen sobre el alquiler de pisos turísticos; a saber: incremento de los precios, expulsión de los vecinos del centro de las ciudades, gentrificación y, como consecuencia, turismofobia.

“La vivienda turística existía mucho antes que Airbnb. La irrupción de estas plataformas ha ordenado y estructurado la oferta, que además se ha profesionalizado a través de operadores como Hostmaker”, señala.

Atribuir la gentrificación de los barrios a los pisos turístico “me parece simplificar mucho una cuestión muy compleja”. El alza de los precios, a su juicio, “tiene mucho más que ver con la falta de vivienda en las grandes ciudades como Barcelona y Madrid donde no hay construcción de obra nueva”. En este sentido, añade “el impacto de 10.000 viviendas turísticas en un parque de tres millones como existe en Barcelona es imperceptible”.

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Potencial de Barcelona

En un año, 2018, en que la facturación de las viviendas de uso turístico legales en Barcelona cayó un 2,9% con respecto al año anterior según las cifras de la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur), “nosotros estamos creciendo al 250% y ofrecemos un 70% más de rendimiento a los propietarios que el alquiler tradicional”.

Barcelona es el segundo mercado en importancia de la cartera de Hostmaker, solo por detrás de Londres

Enérgico, este ejecutivo con una trayectoria que incluye Airbnb y Amazon, coloca Barcelona en el centro de la operación de la compañía, donde el pasado ejercicio logró una ocupación de la bolsa de 250 pisos que gestionan del 84%, por encima de la media del 77,95% en la ciudad que publica Apartur.

A medio camino entre el propietario –por lo general, sociedades anónimas cotizadas de inversión inmobiliaria (socimis), family offices e inversores particulares con varias propiedades- Hostmaker inicia su cuarto año de operación en España, donde ha duplicado el número de viviendas que gestiona.

Regulación del sector

Barcelona es, para la compañía, el segundo destino más importante a nivel global (por detrás de Londres, donde se gestionan alrededor de 1.500 propiedades).

Su especialización es el segmento premium: casas con elevados estándares de calidad, diseño y confort, que permiten obtener mayor rentabilidad y donde, según han identificado, “está el mayor potencial de crecimiento de demanda”. Más aún si tenemos en cuenta que “en tres o cuatro años se producirá un nuevo reajuste inmobiliario importante” que, a su juicio, castigará a las propiedades de menor calidad.

Stayy with Hostmaker se estrena en España con un portfolio de 250 viviendas en Barcelona y Madrid.
Hostmaker se especializa en viviendas turísticas de segmento premium.

En Madrid, Hostmaker prefiere esperar: el anuncio de una normativa que “prácticamente eliminará el 100% de los pisos turísticos que se pueden ofertar” les hace cautelosos. “Se trata de una propuesta retrógrada”, apunta de la Torre.

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Una medida que, a su juicio, tendrá como consecuencia la concentración de alojamientos en manos de menos actores, por lo que “no se redistribuirá la riqueza”. En suma, “no ayuda al ciudadano que ha invertido y no ayuda a promocionar el destino Madrid ya que no se puede imponer la oferta sino que es el viajero el que demanda un servicio”.

Hostmaker apuesta por la regulación de licencias en el alquier turístico y por la profesionalización del servicio

Sí defiende que el alquiler turístico debe ser regulado. En concreto, con recetas que permitan libertad para alquilar la vivienda habitual sin restricción por un máximo de 100-120 días al año, en paralelo a licencias para las viviendas que se dedican al alquiler durante todo el año, y que deben estar acordes al número de viviendas en el mercado, al nivel de demanda y su distribución geográfica.

Demonización del viajero

Reconoce que los viajeros pueden suponer molestias para los vecinos, pero lo achaca “al tipo de viajero concreto”. En este sentido, apunta “el turismo problemático no va a Montecarlo, va a Magaluf”.

Y eso conduce a otra reflexión: “corresponde a los ayuntamientos elevar el nivel del turismo a través de políticas activas, como la aplicación de tasas o concesión de licencias de actividad para determinados negocios”.

«Corresponde a los ayuntamientos elevar el nivel del turismo a través de políticas activas, como la aplicación de tasas o concesión de licencias de actividad para determinados negocios”

Operadores como Hostmaker, señala, apuestan por atraer a un turismo de mayor calidad, premium, “que es el que Barcelona y Madrid merecen”, pero está en manos de las administraciones elevar la calidad de los destinos. Y como ejemplo señala la llegada masiva de cruceristas y su impacto en Barcelona, la multiplicación de manteros o la venta ambulante de mojitos.

¿Y, por qué, si el objetivo de estas empresas turísticas es elevar la calidad del turista la sociedad les ve como enemigos? Para de la Torre la respuesta es clara: “la administración tiene que dejar de demonizar el viajero. Deberíamos apostar por un welcome traveler en lugar de tourists go home”.

Pintadas contra turistas en el Turó de la Rovira, en Barcelona. EFE
Pintadas contra turistas en el Turó de la Rovira, en Barcelona. EFE

Por ello reclama un cambio inmediato del discurso por parte de la administración, especialmente en Barcelona. “En un país en el que el 12% del PIB viene del turismo, debe haber políticas de integración del viajero en el tejido urbano y no rechazo al turista”.

“España ya perdió el tren de la revolución industrial y va a perder el de la revolución digital”

Perder el tren de la revolución digital

Para este ejecutivo, a las administraciones les falta visión a largo plazo. Conflictos como los del taxi y las VTC, la congelación de licencias de viviendas turísticas y concesiones a hoteles, la llamada tasa Google o la ausencia del apoyo al emprendimiento tendrán una consecuencia clara: “España ya perdió el tren de la revolución industrial y va a perder el de la revolución digital”.

De la Torre aboga por la regulación “con cabeza” y por la colaboración entre empresas y administraciones. En este sentido, apunta “operadores y plataformas estamos abiertos al diálogo pero nos encontramos con un muro administrativo”.

Pese a todo, aún alberga expectativas de mejora. Entre sus propuestas concretas al consistorio de Ada Colau está la posibilidad de recaudar y pagar la tasa turística de sus anfitriones, “una herramienta muy útil para controlar los flujos del turismo y elevar su calidad y que, a la vez, son ingresos que el ayuntamiento debe revertir en mejoras para los barrios y la ciudad, desde mejorar equipamientos hasta bajar impuestos municipales”.

¿Y por qué no hacerlo? “Falta muchísima visión a largo plazo”.

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