Qué hacen los grandes hoteles para reforzar su seguridad

Tras el tiroteo en Las Vegas las grandes cadenas refuerzan las medidas de seguridad para evitar ser objetivos del terrorismo

Hay multitudes de sitios en donde los vecinos y turistas se podían sentir seguros, pero las nuevas estrategias del terrorismo echan por tierra cualquier certeza. Los puntos con alta concurrencia de personas, como cines, centros comerciales o aeropuertos han sufrido toda clase de atentados. Ahora se considera que los mercadillos, puentes o cualquier avenida donde haya concentración de peatones son sitios potencialmente peligrosos.

Se podría pensar que los hoteles estarían a salvo de este siniestro catálogo, pero no: el atentado terrorista de Las Vegas obliga a los establecimientos a tener que rediseñar sus política de seguridad.

El punto es que el francotirador que acribilló a una multitud en un concierto usó al Mandalay Bay de Las Vegas como su base para cometer la masacre. Por ello los hoteles enfrentan una doble preocupación: que se cometa un atentado en su interior y que un terrorista use una habitación como base de operaciones.

Cambio de estrategia

Un hotel se concibe como una extensión del hogar, un sitio donde no sólo haya un relax físico sino también mental. Pero plantear que un hotel esté rodeado de agentes de seguridad, aparatos para detectar metales y perros que husmean el equipaje estresa y molesta a los huéspedes. El desafío no es sencillo.

En los hoteles de Oriente Medio, así como en los de Colombia u otras zonas que han atravesado conflictos bélicos, hay una cierta costumbre de alojarse rodeado de medidas de seguridad. Por ejemplo, en Israel, el hotel King David (que fue destruido por una bomba en 1946) cuenta con ventanas blindadas que resisten el impacto de disparos, tecnología que pueden detectar bombas y un sistema de ventilación que evita ataques con elementos químicos.

Pero los hoteles de Europa y Estados Unidos tienen que cambiar su estrategia a marchas forzadas.

Detección de conductas sospechosas

Un interrogante de los investigadores de Las Vegas es cómo el francotirador pudo acumular un arsenal de una docena de armas y ningún empleado del hotel se dio cuenta. En una ciudad como esta, a la que concurren numerosos ejecutivos cargados con material de promoción para congresos o artistas con elementos para sus shows, no es raro que una habitación esté llena de baúles cerrados.

Por ello hay establecimientos que están entrenando a su personal para detectar conductas sospechosas o que puedan entrenar su mirada cuando van a limpiar la habitación.

Expertos en seguridad de la Universidad de Texas proponen que los hoteles utilicen “análisis predictivos” por medio del análisis del big data, que permitan detectar conductas poco habituales en los pasajeros.

Se trata de poner el foco en conductas que pueden ser motivo de alarma, como la reserva de varias habitaciones en un mismo piso (lo cual también es utilizado por los traficantes de personas), las exigencias muy precisas sobre el tipo de dormitorio solicitado, que haya demasiado equipaje para un viajero promedio, o que el cartel de ‘no molestar’ esté colgado las 24 horas.

Escáneres y controles

Ni bien sucedió el tiroteo, los hoteles de Las Vegas utilizaron escáneres portátiles para comprobar el equipaje de sus huéspedes. Esta es una solución provisoria, pero que es muy molesta a largo plazo. Pensar en instalar detectores como los del aeropuerto implica un coste muy alto que ningún hotel puede asumir.

Además, si se trata de un establecimiento como el Mandala Bay, con 3.000 habitaciones, sería imposible. También sería muy difícil lidiar con la continua entrada y salida de personas, y nadie quiere sentirse como si estuviera haciendo la fila del control de seguridad del aeropuerto.

“Siempre hay una tendencia a ampliar el área de revisión de equipajes, pero en un punto chocaría con las áreas públicas del hotel. La pregunta clave es ¿qué áreas deben pasar por la seguridad y cuáles no?”, dice Jeffrey Price, experto de seguridad aeronáutica en la Universidad Metropolitana de Denver a Travel & Leisure.

Incrementar los agentes de seguridad

Incrementar la seguridad privada en un hotel frena la intención de los terroristas de instalarse o atacar al establecimiento. Pero su presencia también oscila en un delicado equilibrio entre la discreción y la intimidación ante posibles atacantes. Y la contrapartida es la incomodidad de los huéspedes de alojarse en un sitio donde en la entrada hay apostados agentes con metralletas y pinganillos.

Así como los carteles de seguridad brindan información sobre cómo se debe actuar en caso de incendio, señalando las salidas de emergencia y las escaleras, no sería raro que también tengan que incluir recomendaciones sobre qué hacer (y qué no) en caso de un atentado.

No es una decisión que guste a nadie, pero tanto los pasajeros como los propietarios de los hoteles tienen que asumir que ningún sitio se puede considerar 100% seguro.

a.
Ahora en portada