Siete hoteles de Nueva York para reencontrarse con la historia

Distinguidos por su arquitectura y escogidos por las celebridades, estos siete hoteles históricos ofrecen una experiencia de glamour única en la Gran Manzana

Clásicos como el Empire State Building, Central Park o el puente de Brooklyn o ultramodernos como The Shed, Manhattan West o el nuevo MoMa, que volverá a abrir sus puertas este mes tras una ambiciosa renovación, lo cierto es que Nueva York está plagada de lugares que descubrir. Pero ¿y si pudieras comenzar a conocerlos sin salir de tu hotel?

Algunos de los establecimientos más lujosos de la ciudad nos esperan en edificios históricos (los hay que atesoran cien años) que además de una exquisita arquitectura guardan entre sus paredes mil y una anécdotas e historias, romances, secretos e intrigas.

[Para leer más: Nueva York: qué hay de nuevo en la Gran Manzana]

Así, se dice que en John Fitzgerald Kennedy se movía como pez en el agua entre los túneles de The Carlyle hasta llega a su suite del piso 34, mientras que las estancias de The Plaza Scott Fitzgerald perfiló la trama de su obra El Gran Gatsby. Algunos como The Knickerbocker están catalogados como monumentos histórico-artísticos y otros como el Waldorf Astoria pueden presumir de que todos los presidentes norteamericanos desde Franklin D. Roosevelt han dormido en sus habitaciones.

Así que, ya sea para una escapada a todo lujo o para una copa de altura, merece la pena atravesar las puertas de estos hoteles que nos regalan de forma instantánea pedazos de historia de los EEUU (y del mundo).

The Knickerbocker data de 1906.

Los primeros taxis motorizados de Nueva York aparcaron delante del hotel The Plaza; dormir una noche costaba 2,5 dólares en 1907

The Plaza

Majestuoso, desde su ubicación en la esquina sureste de Central Park, el hotel The Plaza no es el primero, sino el segundo que funciona con ese nombre en el mismo lugar. Diseñado por Henry Janeway Hardenbergh abrió sus puertas el 1 de octubre de 1907 y costó exactamente 12,5 millones de dólares de la época.

En aquel momento, una habitación costaba 2,5 dólares la noche (alrededor de 2,30 euros). La misma habitación costaría hoy 3.750 dólares (3.425 euros).

The Plaza es, junto al Waldorf-Astoria, el único hotel de Nueva York catalogado como de interés histórico nacional y atesora centenares de curiosidades, como haber alojado a The Beatles durante su primera visita a los EEUU, en 1964, o haber acogido el afamado Baile en blanco y negro que celebró Truman Capote en 1966. La lista de personajes que se han alojado aquí no tiene fin e incluye desde a Jackie Onassis a Elizabeth Taylor pasando por Frank Lloyd Wright.

En sus salones se han firmado tratados internacionales, ha aparecido de películas y sigue siendo tan cotizado que el diseñador Tommy Hilfiger posee un apartamento en el ático valorado en 50 millones de euros.

The Plaza. Foto: Fairmont.

En 2008 fue remodelado con una inversión de 400 millones de dólares que elevaron aún más sus estándares de lujo.

En torno al Algonquin se forjó la tertulia de escritores, críticos, dramaturgos, actores y periodistas que se conocería después como el Círculo vicioso del Algonquin

Algonquin Hotel

También más de 100 años, desde 1902, lleva recibiendo huéspedes el Algonquin, en Midtown Manhattan, un hotel que puede presumir de haber acogido la fundación de la revista New Yorker así como haber alojado a grandes nombres del teatro y la literatura como William Faulkner, Maya Angelou o Dorothy Parker, la principal impulsora de la tertulia de escritores, críticos, dramaturgos, artistas y periodistas bautizada como Mesa redonda del Algonquín (y llamada jocosamente ‘Círculo viciosso del Algonquín’).

Profundamente renovado en 2004, fue diseñado por el arquitecto Goldwin Starrett. Hoy, elementos como su elegante biblioteca eduardiana, obras de arte, antigüedades y molduras originales de la épica conviven con los servicios y tecnologías que los viajeros demandan hoy. Forma parte del sello Autograph Collection de Marriott.

The Algonquin Hotel. Foto: Autograph Collection.
The Algonquin Hotel. Foto: Autograph Collection.

St. Regis

En la misma zona de Midtown Manhattan se alza el St. Regis, construido hace 115 años por el magnate John Jacob Astor IV -que después moriría en el Titanic-.

El hotel más alto de la ciudad cuando fue inaugurado fue obra del estudio Trowbridge & Livingston, con interiores de Arnold Constable, un estilo impecable y adelantos tecnológicos impensables en ningún otro edificio, como aire acondicionado, termostatos, teléfonos, ascensores adornados en bronce o mayordomo en todas las habitaciones.

Se dice también que el cóctel bloody mary nació en su bar en los años 30 y ha tenido también multitud de invitados ilustres, incluyendo al artista Salvador Dalí.

Royal Suite. Hotel St. Regis.
Royal Suite. Hotel St. Regis.

The Carlyle

Oficialmente The Carlyle, A Rosewood Hotel, se ubica en la zona del Upper East Side, en el 35 de East 76th Street, y data de 1930. De exquisito estilo art déco, debe su nombre al ensayista escocés Thomas Carlyle y estuvo a punto de quebrar justo antes de su inauguración, debido al crack de 1929.

The Carlyle recibió el sobrenombre de ‘la Casa Blanca de Nueva York’ durante el mandato de Kennedy

Entró en suspensión de pagos en 1931 y fue vendido en 1932. Después de la segunda guerra mundial vivió su momento dorado ascendiendo a la cima de la alta sociedad neoyorkina.

En 1948 Harry S. Truman se convirtió en el primer presidente que visitó el Carlyle, una tradición que siguieron todos sus sucesores, hasta el punto de que el establecimiento recibió el apodo de ‘La Casa Blanca de Nueva York’ durante el mandato de Kennedy, que llegó a poseer un apartamento en la planta 34.

Las historias en torno a su romance con Marilyn Monroe son una constante en el hotel y se cuenta que la actriz se infiltraba a través de una puerta de servicio desde la calle 77. Otra de las historias que circulan es la que sitúa a ambos en este lugar en el cumpleaños de Kennedy tras cantar ella ‘Happy Birthday, Mr President’ en el Madison Square Garden en 1962 y colarse después en el hotel a través de un laberinto de túneles.

The Carlyle. Foto Rosewood Hotels.
The Carlyle. Foto Rosewood Hotels.

El hotel mantiene a día de hoy mobiliario original de Dorothy Draper y murales de Ludwig Bemelmans (autor de la serie de libros infantiles de Madeleine) y de de Marcel Vertès. En su café han tocado artistas desde Woody Allen a Alan Cumming y, según pubicó el New York Times, Mick Jagger posee una residencia donde se aloja cuando viaja a Nueva York.

Waldorf Astoria

Aunque actualmente en proceso de renovación -volverá a abrir sus puertas en 2021-, el Waldorf Astoria, de 47 pisos y 1.245 habitaciones, merece un lugar en esta lista como icono del centro de Manhattan, cerca de Rockefeller Center y de Times Square.

Realmente la suma de dos hoteles: el Waldorf, que abrió en 1893, y el Astoria, unos años más tarde y con el que se conectó con un corredor.

En 1931 abrió el actual, de estilo art déco, más al norte de su ubicación inicial, y con todo lo que se supone que un hotel de lujo debe ser: espacios colosales, lámparas de araña, mármoles…

El grupo Anbang había pagado más de 1.550 millones de euros por el Waldorf Astoria.

Todos los presidentes desde Roosevelt han dormido en una de sus 26 suites presidenciales y, se supone, volverán a hacerlo cuando reabra sus puertas.

Gramercy Park Hotel

Si hay un hotel favorito de los músicos, celebridades y bohemios es, posiblemente, el Gramercy Park Hotel, que hunde sus raíces hasta la década de 1830, cuando comenzó a urbanizarse la zona alta de la ciudad.

Como hotel, abrió sus puertas en 1925, y acogió a personalidades como Humphrey Bogart -que se casó allí con su primera mujer, Helen Menken-, John F. Kennedy, los Rolling Stones, Bob Dylan, los Beatles o Bob Marley, entre otros.

Además de conocido por su extensa historia, el hotel cuenta con una colección de obras de arte que incluye piezas de Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat y Keith Haring.

En 2003 lo adquirió el empresario y ‘rey de la noche neoyorkina’ Ian Schrager, que lo reformó en colaboración con el artista y diseñador Julian Schnabel, y volvió a abrir sus puertas en 2006, aunque Schrager se deshizo de su participación en 2010.

Gramercy Park Hotel.

Con diferentes bares y un excelente restaurante en su rooftop, si te alojas una noche recibirás una llave del hermoso parque privado del Gramercy, justo al lado, un refugio de paz frente al ajetreo propio de la Gran Manzana.

Lotte New York Palace

El original New York Palace combina ula fachada de estilo neorenacentista italiano de la Mansion Villard, que data de 1882 (y que no se proyectó originalmente como hotel sino como viviendas privadas), con una torre de 55 pisos construida casi cien años después.

Ubicado en el centro del Midtown de Manhattan, frente a la catedral de San Patricio y a pocos pasos del Rockefeller Center y Saks Fifht Avenue, se inauguró como The Helmsley Palace en 1980. En 2015 adquirió su nombre actual, Lotte New York Palace.

Las dos partes de la construcción se unen en el vestíbulo de mármol de dos pisos desde el que parte una imponente escalera que conecta la mansión con el hotel, que hoy ofrece 805 habitaciones -muchas con excelentes vistas panorámicas-, un spa, centro de negocios y diferentes suites penthouse triplex.

Lotte New York Palace.
Foto: Lotte New York Palace.

The Knickerbocker

En el número 6 de Times Square descansa otro de los hoteles históricos de Nueva York que, de hecho, está inscrito en el Registro Nacional de Lugares Históricos desde 1980 y Monumento de la ciudad de Nueva York en 1988.

Construido en 1906 y, al igual que St Regis, fue promovido por John Jacob Astor IV aunque tuvo diferentes usos, de oficinas a sedes de medios de comunicación (albergó el semanario Newsweek).

Finalmente volvió a abrir como hotel de lujo en 2015 y como The Knickerbocker.

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