Hoteles Silken busca oxígeno en Estados Unidos

La compañía admite que puede perder más establecimientos por el concurso de acreedores de su matriz pero aboga por crecer al otro lado del charco, donde ya otea varias oportunidades

Se ha escrito mucho sobre Hoteles Silken en los últimos meses. Y en la mayoría de ocasiones, para mal. El concurso de acreedores que azota a la matriz de la compañía y a su rama patrimonial ha recortado el número de establecimientos de la cadena. Los inmuebles de Málaga y Bilbao han cambiado de manos en menos de un año. “Podemos perder más hoteles”, reconoce Javier Tobar, nuevo consejero delegado de la compañía.

Sin embargo, rechaza la posibilidad de que se produzca un descalabro. Actualmente 14 de los 30 alojamientos que gestiona son propiedad de Urvasco, la sociedad en problemas -con unas deudas que alcanzaron los 600 millones, según publicó La Vanguardia-. “No sé si todos los hoteles que están en concurso van a seguir o no”, abunda. Pese a ello, la cadena no se ha blindado ante nuevas bajas en los presupuestos de 2016.

La realidad es mejorable, pero Tobar es rotundo: “Hoteles Silken no debe ni un euro, es imposible que desaparezca”. Visiblemente resentido con lo publicado en algunos medios, señala el camino para crecer en el futuro: Cruzar el charco en dirección Estados Unidos. “Miramos varios proyectos en gestión en el país”, señala.

Tobar lanza un mensaje de calma a la plantilla:  “El 100% de los trabajadores va a mantener su puesto aunque un hotel cambie de manos”

Escueto en sus planes de futuro y ante la imposibilidad de obtener tan siquiera las ciudades que han visitado los representantes de la cadena, volvemos a España. El ejecutivo reconoce la imposibilidad de crecer en el país. “Excepto Barcelona y quizás Málaga, el resto de destinos están visiblemente saturados y es muy difícil obtener la rentabilidad que buscamos”, lamenta.

Tobar se conforma con mantener el número de establecimientos actual. Si el magistrado coloca otro de los inmuebles al mercado, aspira a mantener su explotación. Al contrario de lo que apuntaba un consultor a Cerodosbé hace unos meses, desde la empresa defienden que los contratos firmados entre Urvasco y Silken “son totalmente acordes a los precios que se mueven en el mercado”.

«En muchos alojamientos tenemos negociado el alquiler durante los próximos diez años», tranquilizaban en su momento fuentes vinculadas a la compañía. El mismo mensaje de calma se envía a los trabajadores: “El 100% de la plantilla va a mantener su puesto pase lo que pase”.

En un futuro, Hoteles Silken no descarta entrar en el segmento de sol y playa «de manera consistente»

El ejecutivo, que hasta ahora ocupaba el cargo de director general –más vinculado al día a día-, espera que lo más duro de la crisis ya haya pasado. “En los próximos años vamos a crecer”, promete. Centrados en el perfil urbano de un perfil medio-alto, incluso se plantean entrar en el sol y playa a medio plazo “de manera consistente”.

Eso sí, antes habrá que dar un lavado de cara a algunos establecimientos que han quedado desfasados tras años sin reformas. “No estamos haciendo reformas estructurales, pero estamos mejorado los establecimientos de Sevilla, Santander, Salamanca y Valladolid”, detalla.

Cuentan con una ventaja: Todos los hoteles son rentables a día de hoy. El problema es que muchos cargan con deudas millonarias a su espalda –“estrés financiero”, según Tobar-. Un ejemplo, el caso del Silken Diagonal, que en las últimas cuentas disponibles en el Registro Mercantil arrastra un pasivo de 41 millones de euros.

Silken ha sido objeto de interés de varios grupos. «Sólo han sido sondeos, ninguna negociación firme», relativiza

Con el Grupo Urvasco y su matriz, Numerus Clausus, en concursos de acreedores, la gestora hotelera parece un caramelo rodeado de deudas. Una oportunidad para sanear las cuentas de la compañía vasca. Por ello, el ejecutivo reconoce los acercamientos de varios grupos para adquirir la hotelera. “De momento sólo han sido sondeos, ninguna negociación en firme”, relativiza.

Tobar es de la opinión que los alojamientos que no se engloben dentro de una gran cadena desaparecerán. “Los costes de distribución, los operativos y los contratos con proveedores son mucho más beneficiosos para los gigantes del sector”, ilustra. Y en el océano, ¿Silken es un pez pequeño o uno grande? “Uno mediano, que puede ir añadiendo pequeños hoteles pero que puede pasar a colaborar con un grupo mayor en cualquier momento”, sostiene.

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