Una masía para un fin de semana de lujosa desconexión

La Boella es una centenaria masía que ofrece una recomendada combinación de gastronomía, relax de lujo y aceite de alta categoría

A diez kilómetros de Tarragona, una masía del siglo XII de grandes muros de piedras centenarias y vigas de madera se ha reconvertido en un elegante restaurante hotel boutique cinco estrellas, con todo lujo de detalles para esos urbanitas del siglo XXI que quieren disfrutar de una escapada rural chic de desconexión y conexión con lo verdaderamente importante. Esta es Mas La Boella.

Rodeada de 250 hectáreas de olivos, aquí se produce un aceite de oliva que ha ganado incontables premios, como el de “mejor aceite de oliva de España” en la categoría de frutados maduros, otorgado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

Suite para no salir en todo el día

El hotel boutique tampoco se queda atrás en reconocimientos como los certificados de Excelencia de Trip Advisor y de Hotels Combined, junto con el Premio Nacional de Hostelería.

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Entrada a Mas La Boella, cerca de Tarragona.

Sus 13 suites destilan mucho encanto y son para no salir de la habitación, por su exquisita, serena y elegante decoración, por los amenities de la prestigiosa firma Bulgari, por la carta de almohadas y hacer una buena cura de sueño reparador o porque está dotada de la última tecnología para disfrutar de la estancia.

En Mas La Boella se produce un aceite de oliva que ha ganado innumerables premios

Los jardines y la piscina que rodean al edificio principal lo convierten en un oasis de tranquilidad para pasar horas leyendo, conversando o simplemente disfrutando de esa escasa y deseada desconexión de ver pasar las horas que los italianos tan bien definen con su expresión dolce far niente.

También cabe destacar los servicios personalizados para los huéspedes así como una amplia oferta de actividades de ocio y entretenimiento para los más activos: turismo cultural, gastro, eno y oleo turismo por los alrededores, golf y visita a Portaventura y Ferrari Land.

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Los interiores de Mas La Boella destilan una discreta elegancia.

Espacios con personalidad propia

Conjuntamente con el hotel restaurante, este resort de Tarragona dispone de otros grandes espacios con personalidad propia: La Boella Celler Tienda, donde además de productos gourmet, bodega y oleoteca se hacen catas de aceite de oliva; y La Boella Conventions Resort, el gran centro de convenciones para empresas y lugar de celebraciones de todo tipo, como fiestas familiares y bodas.

En el restaurante, abierto para todo el público, se puede disfrutar de la carta y de varios menús, siempre con productos de proximidad, como buenos partidarios de la filosofía Kilómetro Cero.

Hay tres opciones de menú:

Mas: de lunes a viernes al mediodía, por 25 euros con posibilidad de añadirle un maridaje de vinos por 10 euros.

Elixir Dorado: inspirado en los tres tipos de aceite virgen extra producidos en La Boella, tiene un precio de 40 euros y se le puede añadir la armonización con los vinos por 10 euros más.

Mas La Boella presenta tres tipos de menú para descubrir los valores de su apreciada cocina mediterránea

Degustación: elaborado con productos del día, e inspirados en la dieta mediterránea. Precio 45 euros. Emparejamiento de vinos por 15 euros o la opción premium de vinos por 25 euros.

Aperitivo del menuÌ degustacioÌn maridado con vinos
Aperitivo del menuÌ degustacioÌn maridado con vinos.

Durante la temporada de verano y aprovechando las cálidas temperaturas nocturnas, se puede cenar en la terraza con la bóveda celeste en todo su esplendor como único testigo de esas cenas familiares, de amigos o románticas.

Los mejores platos degustados de La Boella

La degustación en La Boella nos sorprendió con un aperitivo consistente en albóndiga, bacalao con chutney de tomate, bombón de foie y vermut con oliva y anchoas como manda la tradición. Fue una exquisita presentación en diferentes alturas.

Coca de ventresca de atuÌn
Coca de ventresca de atuÌn.

Le siguió un delicioso y refrescante salmorejo con gamba, muy apropiado para la época de calor; una coca de ventresca de atún, pura mantequilla en la boca, y un exquisito guacamole, de esos que se tardan mucho tiempo en olvidar de lo delicioso que estaba, matizado con un aceite de albahaca que le da frescura al plato.

Ya en los platos principales desfilaron un soberbio gallo de San Pedro con plancton y verduritas a la brasa, de esas que se comen solas y en las que no hay que hacer ningún esfuerzo; y un delicado cochinillo confitado y deshuesado con puré parmentier y peras al vino.

Tras un surtido de quesos como prepostre, pasamos a una tarta de chocolate con un helado de frutos rojos y obulato (oblea transparente y muy fina, hecha con almidón de patata, originario de Japón). Todo acompañado con una copa de cava Adernats.

Tarta de chocolate y helado de frutos rojos
Tarta de chocolate y helado de frutos rojos.

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