La crisis de confianza mata las reservas de Transhotel

La actividad pasa de 4.000 operaciones al día a apenas un centenar. El pesimismo se adueña de la plantilla, que ve probable que el lunes se comunique el fin de operaciones

Transhotel sigue el guión que lleva a su cierre. La actividad de la compañía ha caído en picado en tan sólo tres días. La declaración de la situación de preconcurso ha espantado a los clientes, que han dejado de utilizar el sistema de reservas del grupo, además de cancelar las ya solicitadas. El fantasma de Marsans y Orizonia está aún muy vigente y, pese a que Transhotel es una empresa mucho más pequeña, nadie se quiere pillar los dedos.

Los trabajadores esperan el cierre. «Sólo un mirlo blanco podría salvarnos. Y eso nunca pasa», explican. Los sindicatos están pendientes de la decisión que tome la empresa a principios de semana. En encuentros previos se ha intentado arrancar un compromiso para garantizar el empleo: un aval de los salarios hasta diciembre. No obstante, tan sólo han logrado un avance de la nómina de octubre. En las reuniones no han participado ninguno de los propietarios.

Transhotel tiene una deuda que se sitúa entre los 20 y los 30 millones de euros. Ese agujero parece que fue el motivo para frustrar las operaciones de venta con Springwater y Hotusa. «El desfase patrimonial es muy elevado», explican fuentes cercanas a las negociaciones.

Anselmo De la Cruz, presidente y máximo accionista de la compañía con el 60% del capital, ha asegurado esta semana que su objetivo es reflotar la compañía. «En estos momentos, nuestro objetivo primordial y absoluto es asegurar la viabilidad del negocio, minimizar al máximo el impacto de estos hechos en la industria y garantizar los derechos de los empleados, clientes, viajeros y proveedores de productos turísticos que guarden relación con nosotros y nuestra actividad», explicaba en la misiva.

Transhotel se declaró en preconcurso de acreedores a principios de esta semana. La firma se vio ahogada con los pagos a proveedores. Los patrones de las agencias de viaje salieron en tromba para intentar calmar los ánimos pero sus peticiones han caído en saco roto. Las principales hoteleras han cerrado ya la conexión con la firma.

La decisión del grupo se produce después de que las negociaciones para la venta de la compañía a Hotusa hayan fracasado. El grupo de Amancio López pretendía adquirir el 60% de la firma, por lo que inyectaría liquidez a su maltrecha tesorería. No obstante, el empresario gallego no lo vio claro.

Anteriormente, el fondo Springwater también estuvo interesado en adquirir a la firma con sede en San Sebastián de los Reyes (Madrid) y que emplea a unos 600 trabajadores. Esta transacción también fracasó.

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