La plantilla del hotel Juan Carlos I exige el cobro de las nóminas

Alertan de una situación de exclusión social si la compañía no se pone al día en los pagos

Los trabajadores del Hotel Juan Carlos I de Barcelona ya no pueden más. El retraso de algunas nóminas les asfixia y, por ello, exigen a la compañía que se ponga cuanto antes al día en los pagos. El establecimiento ubicado en la avenida Diagonal de la capital catalana ha sufrido varios cambios recientemente, a los que se une el conflicto laboral que denuncian de forma reiterada los empleados.

El pasado junio, el hasta ahora gestor del hotel –el grupo Husa, dirigido por Joan Gaspart– anunciaba su salida. Dejaba en manos de otra empresa las riendas de este complejo. Sin embargo, se ha marchado sin cerrar del todo la pugna que mantiene con la plantilla.

A la espera de cobrar los retrasos

Los trabajadores alertan de que están en riesgo grave de llegar a una situación de exclusión social. Aseguran que les adeudan todavía la mensualidad de junio, la paga extra de verano y, en el caso de la sección de restauración, otros atrasos reflejados en el convenio.

El hotel quedó el pasado junio en manos de la firma Barcelona Project’s –de Turki ben Nase, propietario del inmueble– hasta que tome el control este septiembre la compañía Intercontintental.

Pacto entre Husa y el dueño del hotel

El acuerdo al que llegaron Gaspar y Turki ben Nase estipulaba que los pagos atrasados eran responsabilidad de Husa mientras que el dueño del hotel se hacía cargo de la plantilla a partir de julio.

La auditora del complejo, Jones Lang Lasalle, prefiere mantenerse a margen de este conflicto y no quiere hacer declaraciones al respecto. La plantilla acusa a la consultora de no haber sido capaz de llevar a cabo la subrogación de una manera correcta sin perjudicar “gravemente” la situación económica de los trabajadores.

El personal del hotel está muy molesto ante la impasividad de cada una de las partes implicadas. “Nuestras nóminas se han quedado en un limbo legal”, asegura. También califica de tomadura de pelo lo que está haciendo la empresa con los empleados y reclama que alguien, los nuevos o los viejos propietarios, cumplan con sus obligaciones.

a.
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