Los inversores esperan las gangas del fondo soberano de Abu Dabi

Adia empieza a vender su cartera de activos en Europa y tras desinvertir en el Reino Unido y Francia, en España ya se frotan las manos. El grupo vendió activos por valor de 24.000 millones de euros en 2015 y este año, los hoteleros españoles aspiran a pescar algún inmueble.

El mercado inmobiliario está en ebullición en las principales capitales españolas. Los edificios a la venta en las zonas más solicitadas de Barcelona y Madrid escasean. Y los pocos seductores que salen al mercado lo hacen a precios disuasorios. Por ello, inversores y promotores esperan con los brazos abiertos a que Abu Dhabi Investment Autority (ADIA), el fondo soberano del emirato homónimo, extienda su política de ventas a España.

Fondos de inversión y promotores peinan el mercado en busca de inmuebles mientras los propietarios esperan a que la temperatura suba todavía más. La cartera de edificaciones de un país azotado por la crisis del precio del petróleo se presenta como una bocanada de aire fresco en los próximos meses, explican diversos gestores de capitales.

El grupo ya ha cerrado negocios con la hotelera Barceló a través de la sociedad Playa Hotels and Resorts, focalizada en inversiones inmobiliarias en el Caribe y Latinoamérica. Según datos del Registro Mercantil, la cadena balear la absorbió en noviembre de 2015. En España, además, también posee alojamientos que regenta NH Hotel Group.

La retirada empieza en el Reino Unido

Los pocos datos disponibles muestran que entre el 20% y el 35% de las inversiones se encuentran en Europa. La retirada en el Viejo Continente ha empezado en el archipiélago británico, con el cierre de la oficina de Londres en noviembre. Pese a haber reconocido abiertamente los efectos de la crisis del petróleo, ADIA defendió en un comunicado que «el compromiso con el Reino Unido sigue intacto».

Mientras, Francia es la siguiente casilla de la partida. El grupo ya ha empezado a vender inmuebles y participaciones en las sociedades galas, aunque las ha compensado con nuevos proyectos, cómo la construcción de una torre de oficinas de 38 plantas en el barrio de negocios parisino La Défense.

El desplome del petróleo

La tendencia de desinversiones dio comienzo con el colapso del precio del petróleo en junio de 2015. El fondo es el encargado de gestionar los recursos excedentes obtenidos con la venta del petróleo y el gas, por lo que se quedó sin gasolina. La caída del coste del barril ha llevado al país al déficit, pues dos tercios de los ingresos de Abu Dabi proceden del oro negro.

Según un informe de Fitch, el emirato se vio obligado a reducir el gasto público un 20% el año pasado, cuando el déficit fiscal fue del 13,2% del PIB. Para este ejercicio, Moody’s espera que el débito se reduzca al 9%. 

Con tal de relativizar la deuda, las agencias de calificación estiman que el gobierno vendió activos procedentes del fondo soberano por valor de 24.000 millones de euros. Una minucia comparado con el volumen total de negocio que oscila entre los 423.000 millones y los 689.000, según diversos análisis -ADIA no ofrece información sobre sus inversiones-.

Además,en  un folleto informativo presentado en la bolsa de Londres a finales de abril, el grupo inversor reconoció la posibilidad de que la cartera fuera dirigida a pagar dividendos al gobierno de Abu Dabi para cubrir las necesidades de liquidez del país.

La entrada y salida de España

Creado en 1976, el fondo clavó con fuerza sus garras en el mercado español a principios de la década actual. Según explicaron diversas fuentes en su momento, la oportunidad de entrar en empresas de calidad a buenos precios en un país en el que la crisis económica duró más que en el resto de Europa fue una de las principales motivaciones.

Ahora, la enorme demanda ha provocado que la disponibilidad de edificios en Barcelona y Madrid sea escasa. La moratoria hotelera en la ciudad mediterránea y la arquitectura del centro de la capital -carente de grandes edificaciones libres- ha agravado la situación. Un buen momento para dejarse engatusar por los cantos de sirena de fondos de inversión, tanto nacionales cómo extranjeros, dispuestos a hacer rendir el capital en el ladrillo mientras los tipos de interés se mantengan por los suelos.

a.
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