NeoMagna: del gamberro de Magaluf al empollón de Madrid

Carolina Castro abandona su hotel en Mallorca, agobiada por el balconing y el turismo de borrachera, para inaugurar NeoMagna, un nuevo concepto de alojamiento y residencia para jóvenes estudiantes

Se han cansado del turismo de borrachera y los problemas ocasionados por los jóvenes que practican el balconing, esa arriesgada práctica, casi suicida, que lleva a los jóvenes turistas a lanzarse desde los balcones hasta la piscina del hotel. Ahora, apuestan un público universitario y estudiante dispuesto a pasar días o largas temporadas en Madrid.

La empresaria Carolina Castro ha decidido deshacerse de su hotel en Magaluf, gestionado por Iberostar, y ha decidido emprender su proyecto propio: el hotel NeoMagna, dirigido a un público joven y que pretende competir contra la residencia de estudiantes.

Con más de un centenar de habitaciones, el nuevo hotel (Calle Don Ramón de la Cruz, 94, en el exclusivo barrio de Salamanca) quiere dar un servicio diferente a sus huéspedes. El lobby es un salón de juegos con consolas incluidas y también se ha reservado una sala de estudios a modo de biblioteca. Dispone de lavadoras que funcionan con monedas, un gimnasio y conexión a Internet en todos los espacios que lucen un blanco inmaculado.

El nuevo hotel será promocionado en agencias de viajes especializadas y habrá convenios especiales con locales de ocio y nocturnos. Las habitaciones cuestan entre 45 y 55 euros la noche pero también se ofrecen tarifas reducidas para estancias por mes: entre 690 y 800 euros al mes con comidas incluidas.

La estancia larga, concebida para estudiantes recién llegados a Madrid, también es una apuesta diferente que no tiene precedentes en la ciudad y, por tanto, los propietarios tienen pocas certezas y muchas incertidumbres sobre su funcionamiento.

“Queremos ser más una comunidad que un hotel. No ofrecemos una habitación, sino un espacio para que lo nuevos estudiantes conozcan gente y tengan en el hotel su puerta de entrada a la ciudad”, explica Carolina Castro, la propietaria del hotel.
 

 

La compañía ya busca una segunda ubicación para su próximo hotel en Madrid o Barcelona

 
La empresaria, que también cuenta con un hotel en Buenos Aires gestionado por Meliá, nunca imaginó lo difícil que resultaría la creación de un establecimiento en Madrid. Ha sido una inversión cuantiosa que prefiere no desvelar pero no oculta su sorpresa por todos los requisitos exigidos por el Ayuntamiento. “Fue realmente un proceso largo y duro”, explica la empresaria.

La compañía ya busca una nueva ubicación para un segundo hotel y no renuncian a la posibilidad de abrir un inmueble en Barcelona. Y aunque todavía es muy pronto para comprobar los resultados de la apuesta, buscan ubicaciones céntricas y a precios razonables. Están convencidos de su éxito de la apuesta y por eso se han lanzado a la piscina. Los turistas y estudiantes, tan exigentes e hiperconectados, decidirán si los acompañan.

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