Abre sus puertas la biblioteca del futuro en Oslo

En seis pisos y 13.500 m2, Deichman Bjørvika explora el futuro de unos espacios que deben servir para mucho más que contener libros

Ver películas, hacer tus propios podcast, aprender a tocar el piano, cortar y coser un vestido, cuidar un jardín vertical, imprimir cualquier cosa en 3D, disfrutar de las vistas sobre el fiordo de Oslo, maravillarte con su arquitectura y, por supuesto, leer o tomar prestado uno de sus 450.000 libros. Deichman Bjørvika es la prueba de que las bibliotecas ya no son lo que eran. Son mucho mejores.

Anunciada para el 28 de marzo y uno de los grandes hitos culturales del año para Noruega, la crisis del Covid-19 ha retrasado hasta hoy su inauguración, pero no ha restado ni un ápice del interés y el entusiasmo que ha generado esta nueva sede de Deichman, la entidad que gestiona las bibliotecas públicas de la ciudad de Oslo. Fundada en 1785, esta es nada menos que la sucursal número 22 en sumarse a la biblioteca más grande y antigua del país.

[Para leer más: Los mundos que habitan las librerías]

La biblioteca del futuro

Por supuesto, sus cifras impresionan. Obra de Lundhagem Architects y Atelier Oslo, el edificio, ubicado entre la estación central y la Ópera de Oslo, cuenta con seis pisos y 13.500 m2 repletos de libro aunque su enfoque va mucho más allá del simple préstamo de volúmenes o el estudio en sus salas (que también).

Deichman Bjorvika abre hoy en Oslo. Foto Einar Aslaksen.

Deichman Bjørvika abre hoy en Oslo. Foto Einar Aslaksen.

“Queremos que Deichman Bjørvika haga que la literatura, el amor por la lectura y el conocimiento estén disponibles para más personas. Con eso queremos fortalecer la democracia y el patrimonio cultural, e igualar las diferencias sociales en nuestra sociedad”, dice la vicealcaldesa de Cultura y Deporte de Oslo, Rina Mariann Hansen.

Y, de hecho, quien piense en una biblioteca como algo anticuado haría bien en pensarlo de nuevo.

Diseño innovador

El lugar está diseñado para inspirar, para animar a explorar cada una de sus instalaciones y rincones, y para dar cabida a actividades nunca visas en una vetusta institución. El propio diseño del edificio va en consonancia: abierto pero también intrigante, detrás de casa esquina sorprende un rincón inesperado, siempre orientado al aprendizaje y el intercambio de conocimientos, pero no restringido a los libros.

Interiores. Foto Gatis Rozenfelds

 

Interiores. Foto: Gatis Rozenfelds.

Sobre un solar no demasiado grande y para evitar construir demasiadas alturas, el edificio sobresale por encima de su planta: entre el primer piso y el cuarto se ganan nada menos que 20 metros sobre la plaza, lo que da lugar a una cubierta protectora.

Tres ‘pozos de luz’ cortan en diagonal el edificio desde cada una de las entradas, estructurando las diferentes secciones de la biblioteca, conectando los pisos y distribuyendo la luz natural desde los tres grandes tragaluces del techo.

El exterior, que combina paredes translúcidas y grandes ventanales, genera una sensación cristalina. En el interior, los techos de hormigón vistos, con un llamativo diseño de panal, atrae la atención al atrio central.

El conjunto está coronado por una terraza con vistas espectaculares de la ciudad y los fiordos circundantes.

Foto erik thallaug

 

Foto: Erik Thallaug.

Cultura y comunidad

Diseñada como un “gran espacio central continuo que se extiende a través de los pisos”, alberga salas con instrumentos, estudios de ensayo y grabación, cine, auditorio, almacenes, bar, restaurante, espacios de archivo y espacios de trabajo.

También un espacio para el original proyecto de la artista escocesa Katie Paterson que se desarrollará a lo largo de los próximos 100 años. Desde ahora, cada año un escritor contribuirá con un texto que se mantendrá en depósito, inédito, hasta 2114, cuando los manuscritos se exhibirán en la biblioteca.

La idea, en todo el conjunto, pasa por compartir cultura y crear comunidad. Con este objetivo esperan recibir unas 1.000 visitas por día ahora que las visitas están restringidas como consecuencia del coronavirus -inicialmente 3.000, lo que hace unos 2 millones al año-.

Foto Einar Aslaksen Atelier Oslo

 

Foto: Einar Aslaksen.

“Esperamos que esta casa se llene de gente”, afirma el director de la biblioteca, Knut Skansen; “deseamos poder mostrarle a la gente este edificio del que estamos muy orgullosos. Creemos que las personas se sentirán aquí orgullosas porque, después de todo, este es su edificio”.

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Las cifras parecen estar de su parte. Según Deichman, el conjunto de bibliotecas públicas de Oslo experimentó un incremento del 43% en el número de visitantes entre 2013 y 2019. Horarios ampliados, instalaciones mejoradas y modernizadas y una amplia gama de actividades se perfilan como las responsables del éxito.

Hoy, tras una inauguración que se transmitirá por Facebook, se suma este nuevo espacio, que abrirá sus puertas de lunes a viernes de 8.00 a 22 horas y los fines de semana de 10.00 a 18.00 horas. Puedes leer, puedes relajarte, conocer amigos, compartir descubrimientos o estar solo. Puedes llevarte un libro o escuchar un disco, hay internet gratuito, ordenadores, instrumentos musicales y todo tipo de herramientas creativas. Como dicen desde la institución, “no importa a por qué vienes, te irás con algo”.

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