Barceló en Céret

El Musée d’art moderne ofrece una muestra con una treintena de piezas de la obra de este pintor, escultor y ceramista

Céret, esta pequeña población francesa de unos 7.000 habitantes, capital del Vallespir, bien vale una escapada y por varios motivos. Uno de ellos, si usted reside en Catalunya, es obvio: es la capital del Vallespir, la comarca más cercana y “catalana” de Francia y sería tonto no conocer bien los encantos de este enclave pirenaico vecino, que va desde los 175 metros del valle del Tech hasta los 1.400 de los contrafuertes del Canigó.

Pero otro de los motivos y no menor puede ser el Musée d’art moderne, fundado en 1950 por el pintor Pierre Brune e instalado en su actual ubicación en 1993. El museo viene a ser como un reconocimiento de esta pequeña población al papel que el arte de vanguardia ha jugado en su existencia, elegida por algunos de sus grandes genios para pasar allí algunas estancias, especialmente en sus agradables veranos, como Picasso, Gris, Miró, Matisse, Chagall…

Todo ello se une ahora en la exposición temporal que el museo ofrece sobre escultura del mallorquín Miquel Barceló, para mí uno de los artistas vivos españoles más interesantes, sino el que más, y probablemente el más cotizado. Pintor, escultor y ceramista, Barceló hizo su primera magna y hermosa demostración de cómo entendía el trabajo con la arcilla en el revestimiento cerámico que realizó de la capilla del Santísimo en la catedral de Palma de Mallorca.

Una treintena de obras

En la muestra de nombre Terra ignota que se expone en Céret se recogen unas treinta piezas. Son jarros, cántaros, librerías, supuestas guitarras… en las que Barceló retuerce el barro y lo agrieta hasta hacerlo casi natural, sensual, lo que refuerza en algunos objetos con tonalidades rosas, sin disimular nunca la aspereza del material que le da esa fuerza cultivada seguramente más en su taller de Malí que en el de París, y que tanto expresa la naturaleza de su carácter, el carácter de un hombre que parece querer penetrar en los materiales de su obra.

Vale la pena sobradamente. Desperécese y coja el coche hasta Céret y su museo. Con el precio para ver las esculturas de Barceló accede también la colección permanente del museo: Tàpies, Picasso, Manolo, Chagall, Perejaume, Pablo Gargallo, Aristide Maillol, Gris o Joan Brossa, entre otros. Recuerde que la exposición de Barceló acaba el 12 de noviembre. Dése luego una vuelta por las callejuelas del centro y si el tiempo lo permite disfrute de un tentempié en alguna de sus alegres terrazas.

a.
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