Barcelona: las salas de música en vivo esperan su resurrección

En la ciudad catalana, una de las grandes capitales europeas en materia de conciertos, las salas y promotores se enfrentan a una situación crítica

Agita los brazos y contonea las caderas mientras se deja la voz en el estribillo de Land of a Thousand Dances. Es el cantante Clarence Bekker, con su habitual espectáculo soul. Él se mantiene fiel a sus rutinas, pero las circunstancias han cambiado: los cuatro músicos de su banda llevan mascarillas, igual que el público, formado por una veintena de personas que permanecen todo el rato sentadas y separadas unas de las otras a una distancia prudencial. Es el primer concierto postconfinamiento en Barcelona.

La escena tuvo lugar el pasado 28 de mayo en el Jamboree, la primera sala de música en vivo de la ciudad en reabrir sus puertas. Fue un acontecimiento casi simbólico, porque desde entonces prácticamente toda la actividad del sector sigue paralizada. La agenda de conciertos en Barcelona es estos días una interminable lista de cancelaciones y fechas postpuestas.

Las casi 80 salas de concierto de Cataluña han dejado de ingresar 1,5 millones de euros a la semana semana durante tres meses

[Para leer más: Los festivales son para el verano: Mérida y otros que se reiventan]

“El panorama es de devastación”, afirma a Cerodosbé Lluís Torrents, presidente de la Associació de Sales de Concerts de Catalunya (ASACC) y codirector de la sala Razzmatazz, quien denuncia la precaria situación a la que se enfrenta el sector: “Llevamos tres meses sin ingresos y no hemos recibido ayudas, muchos empleados que se han acogido a ERTEs todavía no han cobrado, y los autónomos y trabajadores discontinuos, que conforman un grueso importante de la industria, directamente no pueden optar a subsidios”.

Según estimaciones de la ASACC, desde que estalló la crisis del coronavirus los cerca de 80 locales asociados a la entidad han dejado de ingresar 1,5 millones de euros cada semana. “Es terrorífico”, resume Torrents.

De concierto con mascarillas y distanciamiento social. Foto Marta PeÌrez EFE

De concierto en Jamboree con mascarillas y distanciamiento social. Foto: Marta PeÌrez | EFE.

Una normativa inviable

Al cataclismo financiero, se le suma una normativa difícil de cumplir. Como lamenta Torrents, las limitaciones de aforo decretadas por el Gobierno constituyen “una medida inviable, no consensuada con el sector”. “Reabrir en esas condiciones supone ir a pérdidas”, afirma el representante de ASACC, quien añade que “es absurdo que a las salas de conciertos se les impongan medidas que no se exigen en otros sectores, como el transporte público o el deporte”.

Las grandes salas como como Razzmatazz y Apolo, pero también las de pequeño formato como Heliogàbal, Harlem Jazz Club y Soda Acústic seguirán con la persiana bajada hasta que se suavicen las restricciones

Una idea compartida por Roberto Tierz, director de Sidecar, quien asegura que su sala sólo puede obtener rentabilidad “si el aforo es superior al 60%”. “Abrir con tantas limitaciones no es viable, y además va en contra de lo que es un concierto, que es una actividad vinculada a la interacción social”, añade.

Jaime Hernández, fundador de Houston Party, una de las principales promotoras de conciertos de Barcelona, tampoco ve posible trabajar con las restricciones actuales: “Yo desde luego prefiero esperar a que se relajen un poco, lo de ahora me parece gastar mucha energía en vano”, asegura.

Su empresa ha tenido que cancelar o postponer alrededor de 250 conciertos, incluyendo algunos previstos para el primer semestre del año próximo. “En algunos casos hemos pospuesto giras hasta cuatro veces”, revela en una entrevista a través de correo electrónico.

A la espera de una posible suavización de las restricciones, la gran mayoría de salas barcelonesas prefieren seguir con la persiana bajada: desde las de mayor capacidad, como Razzmatazz y Apolo, hasta las de conciertos de pequeño formato, como Heliogàbal, Harlem Jazz Club y Soda Acústic.

Estos locales pueden dar prácticamente por perdido el verano y, con suerte, trabajar ya con vistas al otoño. “Hay incertidumbre, pero no podemos esperar a una vacuna”, dice Torrents, quien insiste en la necesidad de reactivar una industria que encadena años de crecimiento y que en 2019 facturó 382 millones de euros en España, según datos de la Asociación de Promotores Musicales.

Los posibles cambios

¿Y cuáles serán las tendencias en el sector si hay reactivación los próximos meses? Por lo pronto, parece que habrá que despedirse de los conciertos de artistas internacionales. “Este año, por descontado, será imposible traer a grupos de Reino Unido o Estados Unidos porque, con las previsibles limitaciones de movimientos, será prácticamente inviable que esos músicos puedan organizar giras que recalen en distintos países”.

En Houston Party, con larga experiencia en la contratación de bandas extranjeras, sitúan el horizonte aún más lejos: “Alguna gira pequeña sí que llegará [a medio plazo], pero las grandes dudo mucho que lleguen antes del otoño de 2021”.

Muchas salas de muÌsica en vivo consideran inviables las condiciones de reapertura. Foto Marta PeÌrez EFE

Muchas salas de muÌsica en vivo consideran inviables las condiciones de reapertura. Foto: Marta PeÌrez | EFE.

Por otro lado, si las restricciones de aforo persisten y las ayudas públicas no llegan, quizás las salas que quieran reabrir tendrán que plantearse otros modelos de negocio. “Habrá que estudiar si conviene vender entradas premium, que incluyan ventajas como consumiciones gratuitas. De esta forma, un concierto con 70 personas en lugar de 300 ya podría ser rentable”, explica Víctor Asensio, codirector de la sala Upload, quien recuerda que en el sector ya se trabajaba con márgenes muy ajustados antes de la llegada del covid-19.

Asensio apunta a otra solución para minimizar los efectos de la crisis del coronavirus: combinar los conciertos presenciales con retransmisiones en streaming. En la Upload ya están estudiando esa posibilidad, aunque otros profesionales del sector son más escépticos.

Para Torrents, el codirector de Razzmatazz, “ofrecer retransmisiones de concierto vía web es complicado a nivel de derechos de autor, y apenas te deja margen de beneficio”, mientras que desde Houston Party aseguran que es una opción interesante “como complemento, no como una alternativa”. Y es que, como remarca Tierz, responsable de Sidecar, “la experiencia del concierto en directo es insustituible, no se puede comparar con estar sentado en el sillón de tu casa viendo una web”.

a.
Ahora en portada