El barrio de París que atrapa a los cazadores de tendencias

Batignolles, con su espíritu bohemio, atrae a diseñadores y amantes de las tiendas gourmet

Al noroeste de París, el barrio de Batignolles carece de grandes monumentos y museos de fama mundial. Mejor así, porque mantiene su aire pueblerino y se convierte en un secreto a voces entre los que buscan tendencias gastronómicas y comerciales en la capital francesa.

Es cierto que varios edificios de acero y vidrio están cambiando su fisonomía. Entre ellos, el futuro Palacio de Justicia, una obra de 62.000 metros cuadrados diseñada por Renzo Piano, con tres grandes bloques decrecientes apilados a 160 metros de altura.

Aire inglés

Pero más allá de este giro a la modernidad urbanística, las tranquilas calles de Batignolles conservan una calma que recuerda a las ciudades del interior de Francia.

Quizás tenga algo que ver la Plaza de Batignolles, abierta en 1862 bajo la inspiración del paisajismo inglés, donde un arroyo corre entre senderos, estatuas y esculturas, hasta finalizar en un estanque poblado de carpas japonesas y patos. Un tiovivo de caballos de madera le aporta un bonito toque retro.

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La Plaza de Batignolles, de estética inglesa. Foto: David Fleg – Flickr.

En la calle Brochart se concentran varias tiendas especializadas en productos gourmet

Las calles de Batignolles son buscadas por los parisinos y por algunos pocos turistas que quieren vivir experiencias gastronómicas nuevas. A lo largo de la calle Brochart se concentran carnicerías gourmet como Gaston (donde también se pueden probar sus cortes), queserías como Formaticus u opciones veganas en el Bar Pignon.

A la hora de comer

Para combinar el arte y la gastronomía se puede pasar por Le Costaud des Batignolles; mientras que la tendencia de baristas que sirven el café con pasión profesional se pueden descubrir en Dose. Sí, es más agradable que el expresso que sirven con desgano en las terrazas del centro de París.

[Para leer más: El barrio de París que nadie había tenido en cuenta]

También la calle de Levis concentra varias tiendas de alimentación, así como bares y restaurantes.

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Quesos gourmet en Formaticus. Foto: Formaticus.

Un toque más exclusivo

En plan más sofisticado, están los restaurantes Anona (con el chef Thibaut Spiwack, discípulo de Alain Ducasse), L’Envie du Jour, Tourbillon; los bistró Gare au Gorille, Le Bistrot des Dames (con un bonito jardín, dentro del hotel Eldorado) y Coretta) y el especializado en brunches dominicales, Sans Gêne.

Pero una cita ineludible es el mercado de Batignolles, que data de 1846, cuando el barrio era un tranquilo poblado rural. Más allá de su apetitoso despliegue de pescados, quesos y embutidos, en los puestos hay una interesante oferta de cocinas del mundo, desde libanesa en Edgar, japonesa en Onigiriya o senegalesa en Madame Absa.

Art42 se presenta como el único museo del mundo dedicado al arte urbano. Pero las visitas son algo complicadas de gestionar

Además cada sábado el mercado es invadido por granjeros de las cercanías que venden productos orgánicos. Si no se quiere esperar, pues Au bout du champ tiene una preciosa selección de frutas y verduras de alta calidad.

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Una de las creaciones de Thibaut Spiwack en Anona. Foto: Anona.

Museo de arte urbano

Quizás no haya museos famosos en Batignolles, pero sí está el primero de Francia dedicado al arte urbano: se trata de Art42, que presenta la colección privada del galerista Nicolas Laugero Lasserre, con 150 obras de 50 artistas del graffiti, entre ellos el famoso y huidizo Banksy. Eso sí, solo se puede visitar los martes de 18:00 a 20:00 y previa reserva de internet.

Una mezcla de museo y bar es Le Bal, un antiguo cabaret de los años 20 reconvertido en galería de arte, librería y café ecológico, con un interesante espacio dedicado a las artes audiovisuales.

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Art 42, el primer museo dedicado al arte urbano. Foto: Art 42.

Aires retro

Las tiendas más interesantes desfilan en la calle Legendre, una de las más transitadas del barrio, donde abundan las tiendas vintage como la minúscula Cinq Août o las mueblerías de inspiración retro como Mobil Home.

Aquí no hay joyerías de primera marca como en la Rue Saint Honoré, pero sí varis tiendas de diseñadores como en Désorde Urbain.

Para terminar el día, se puede tomar una copa en La Légende, una antigua casa de citas transformada en un bar vintage, o en el canalla Les Caves Populaires, especializado en vinos de producción limitada y cervezas artesanales.

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