Chania: el secreto mejor guardado del Egeo

La que fuera capital de Creta y parte de la serenísima República de Venecia revive como alternativa relajada -y desconocida- frente a otros puntos del Egeo

Con atardeceres de ensueño en su puerto de estilo veneciano, la segunda ciudad más poblada de Creta se ha convertido en un santuario para los que quieren relajarse en un Egeo alejado de la masificación. ¿El premio? un rincón resguardado en la costa noroeste de la isla, principal puerto de entrada de las islas e incluso la Grecia continental.

La historia de Chania (o La Canea, como sería su nombre en castellano) está ligada, como no podía ser menos, a los vaivenes históricos que ha sufrido la isla de Creta desde el mismísimo periodo minoico, más de quince siglos antes de nuestra era.

Mencionada en ‘La Odisea’ de Homero, la isla de Chania fue disputada por venecianos, genoveses y otomanos

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Un poco de historia

Mencionada en ‘La Odisea’ de Homero, fue tomada por los venecianos, que dejaron importantes fortificaciones y su puerto; por genoveses y, sobre todo, por otomanos, que la transformaron llenándola de mezquitas y varios hammam hasta el levantamiento nacional griego.

Venecianos, genoveses y otomanos fueron algunos de los que se disputaron Chania. Foto Diego Herranz.
Venecianos, genoveses y otomanos fueron algunos de los que se disputaron Chania. Foto: Diego Herranz.

Más tarde llegarían los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y la pérdida de poder e influencia ante Heraclion, la nueva capital de Creta desde 1971.

Aunque no hay vuelos directos desde España, merece la pena la escala para recalar en este pequeño paraíso 

Después, la calma. La misma que se respira incluso en verano en sus calles tranquilas, en su puerto con pequeños cafés y en las rutas que parten en busca de la historia y de playas de ensueño.

Un paseo por el puerto

Llegar hasta Chania desde España no es sencillo pues, aunque en su aeropuerto tienen presencia diferentes líneas de bajo coste, no hay vuelos directos por el momento.

Lo habitual es hacer una parada en Atenas o ir directamente a Heraclion (donde vuelan Iberia Express y Vueling en verano) y, si las conexiones lo permiten, podremos estar disfrutando de nuestro primer café griego en algo menos de 6 horas.

Todos los caminos llegan al puerto. Foto Diego Herranz.
En Chania, todos los caminos llevan al puerto. Foto: Diego Herranz.

O brindando con pequeños vasitos de rakí o tsikudiá, el licor tradicional cretense, procedente de la destilación del orujo de la uva.

Siete pequeños astilleros medievales y una impresionante mezquita rivalizan por nuestra atención en el puerto de Chania 

El centro histórico es, a su vez, la zona más animada, tanto de día como de noche. Se divide en cuatro barrios y el puerto, de estilo veneciano, es a donde llegan todos los caminos.

Este está conservado casi prácticamente como en la Edad Media. Construido entre 1320 y 1356, posteriormente se añadió el fuerte Firkas, que aún se puede visitar y que no impidió finalmente la invasión otomana.

Además, cuenta con siete pequeños astilleros de la época medieval, pero no son estos los edificios que más llaman la atención.

Por si algo destaca en el puerto es la mezquita de los Jenízaros, el edificio otomano más antiguo de Creta, levantado en 1645 y que dejó de funcionar como mezquita hace casi un siglo (actualmente es un espacio expositivo).

Faro de Chania. Foto Diego Herranz.
Destruido por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, el ​Faro se alza de nuevo al cielo. Foto: Diego Herranz.

Junto a la mezquita, otra joya es el faro, construido a finales del siglo XVI y que durante la ocupación turca fue reconvertido en minarete. El actual es una reconstrucción de hace poco más de una década, que lo recuperó de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

Mezcla de culturas

Chania conserva parte de las murallas bizantinas y también las fortificaciones de los nobles del Véneto. En un pequeño paseo, descubriremos su mezcla de culturas. Podemos empezar por Topanas, que es donde se encuentran los palacios y mansiones de la época veneciana y que fue hogar de la comunidad cristiana.

La judía, en cambio, se quedó en el barrio de Evraiki, hoy llena de calles angostas y multitud de puestos con productos artesanales y restaurantes, en un ambiente multicolor muy vívido.

El barrio de Evraiki, de calles angostas y multitud de restaurantes y puestos con productos artesanales, atesora un ambiente multicolor y animado

Animado barrio de Evraiki, Chania. Foto Diego Herranz.
Animado barrio de Evraiki, Chania. Foto: Diego Herranz.

El barrio de Splanzia fue donde se asentó la mayoría de la población turca, además del de Kasteli. Como reformaron los palacetes y casas de la época para adaptarlos a sus necesidades religiosas, las reformas dotaron a este distrito de una curiosa fusión arquitectónica. Se ve, por ejemplo, en la iglesia de San Nicolás, que tiene un campanario y un minarete al mismo tiempo.

Claro que también hay edificios posteriores como el mercado municipal, de estilo neoclásico, que sigue siendo el mejor lugar en el que encontrar la mejor fruta y pescado de la isla. O la catedral, de 1860, que se levanta sobre lo que fue una iglesia reconvertida nada menos que en fábrica de jabones.

[Para leer más: Sí, en Europa aún existen playas desiertas (y estas son las mejores)]

Con un gran campanario, es de estilo sencillo, aunque impresiona asistir allí a sus misas, por la gravedad que le confieren los sacerdotes ortodoxos a las mismas.

Catedral de Chania. Foto Diego Herranz.
Catedral de Chania. Foto: Diego Herranz.

De café en café

Si hay algo que abunda en Chania son los cafés, donde se puede también a almorzar o a una cena ligera. Los hay para todos los gustos, como el Feidias (Plateia Eleftherias, 2), con buenos cócteles y comida ligera si no solo queremos el clásico café; o los hípster Kross Coffee (Tsouderon, 73) y Monogram (Chatzimichali Ntaliani & Daskalogiannir, 5), dedicados por completo al café, con su propia tostadora y de decoración minimalista.

Mucho más vintage es el Kipos, que exhibe una antigua máquina registradora en su barra de mármol, o el Koukouvaya, a un paso de la tumba de Venizelos.

En cuanto a compras, los amantes de entrar en multitud de pequeñas tiendas en calles peatonales angostas y con mucha vida, aquí tienen un paraíso.

No dejes de tomar un café en sus callejuelas. Foto Diego Herranz.
No dejes de tomar un café en sus callejuelas. Foto: Diego Herranz.

Buena parte del centro histórico está vedada al tráfico, y las casas son pequeñas, lo que no permite grandes tiendas. Además de las clásicas para turistas, hay muchas que ofrecen productos locales, artesanías, cerámica, productos de cosmética natural…

Halidon, Zambeliou y Kondilaki son las tres calles que no hay que dejar de patearse. Hay una cuarta, Stivanadika, que concentra a los artesanos marroquineros más afamados de Grecia.

Es un error quedarse todo el tiempo en Chania, pues tenemos a tiro de piedra lugares increíbles como la isla de Gramvousa, con su castillo del siglo XVI, playas de aguas cristalinas o la laguna de Balos (los ferris suelen salir del puerto de Kissamos).

A pocos minutos de Chania encontramos increíbles playas. Foto diego Herranz.
A pocos minutos de Chania encontramos increíbles playas. Foto Diego Herranz.

También es buena idea acercarse a la playa de Elafonisi, conocida como el ‘Caribe griego’, a 90 minutos en coche de la ciudad. La arena de un color rosáceo la convierte en toda una curiosidad. Por supuesto, las aguas cristalinas hacen el resto.

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