Cinco estrellas Michelin al precio de un bocadillo

Barcelona organiza el II Tast a la Rambla donde los mejores restaurantes de la ciudad ofrecen sus creaciones por 4,5 euros. La edición pasada reunió a 500.000 visitantes según los organizadores y vendió 80.000 consumiciones.

Degustar las mejores tapas de Barcelona al precio de un bocadillo. Es el objetivo del II Tast a la Rambla, que se celebra desde el jueves hasta el próximo domingo en el popular paseo de la ciudad condal. La muestra cuenta con la presencia de 47 establecimientos, entre los que destacan cinco estrellas Michelin: el Manairó, el Via Veneto, el Hisop, el Gaig y el Tapas 24 de Carles Abellán, premiado gracias a Comerç 24.

El evento busca superar los 500.000 visitantes del año pasado, con un total de 80.000 tickets vendidos, según los organizadores. Cada billete tiene un precio de 4,5 euros y permite degustar uno de los platos de la exhibición. Para los más glotones, la organización ofrece un paquete de cuatro tapas por 16 €.

Las últimas tendencias de la ciudad

Las raciones que más interés han despertado en la primera jornada del Tast han sido la coca de ternera con trufas y queso parmesano de El Informal, el Shima Ají con Aguachile y mole del Espai Kru o la yema de huevo con gelatina de setas del Restaurante Disfrutar. En el ámbito de la pastelería, el chocolate de Oriol Balaguer ha hecho las delicias de los más madrugadores.

A diferencia de la anterior edición, en 2015 la oferta se reparte entre la cocina de autor, cocina tradicional, tapas, pastelerías y la cocina del mundo. En la inauguración, Xavier Trias ha apostado por la gastronomía como uno de los distintivos de Barcelona. «Debemos ser una ciudad de cultura, conocimiento, bienestar, creatividad, salud y productos de la tierra», ha sentenciado.

¿Quién paga todo esto?

La organización del evento corre a costa del Ayuntamiento de Barcelona, la Dirección General de Turismo y de los patrocinadores. El retorno se obtiene a través de las 80.000 consumiciones aproximadas que se espera recaudar este año.

Los restaurantes perciben un porcentaje por cada billete vendido. Una parte se destina a las instituciones encargadas y la otra a los establecimientos. Dicho pastel no se distribuye a partes iguales. Los chefs con más cache, como pueden ser los que lucen una estrella Michelin en sus puertas, se llevan una mayor parte del botín.

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