Cinco secretos que sólo podrás descubrir en Oslo

La capital de Noruega tiene rincones que escapan a la primera impresión. Y descubren una ciudad que oscila entre la vanguardia y la naturaleza

Hay un circuito de visita clásico para quien ponga un pie en Oslo. La capital de Noruega, por su tamaño más pequeño –comparada con las grandes urbes de Europa- se puede recorrer tranquilamente en un par de días.

Además aplicaciones como el Oslo Pass permite usar los medios de transporte públicos por uno o más días y entrar a los museos y centros de cultura más importantes de la ciudad.

Con un par de días disponibles, la mayoría de los turistas recorren los sitios más populares: la Galería Nacional, el Museo Astrup Fearnley, el de Barcos Vikingos, el paseo marítimo y su desfile de restaurantes, las vistas sobre el fiordo y la Ópera, el centro con sus comercios y la fortaleza Akershus, que resguarda un interesante patrimonio histórico.

Pero también se puede conocer otra cara de Oslo, que combina como pocas ciudades la naturaleza con su pasado industrial; o que cuenta con bares y cafeterías que nada tiene que envidiar a los de Berlín o Londres. También hablamos de las originales ‘casas de la cultura’, de una de las cafeterías más premiadas del país y de un bar clandestino que tiene fama mundial.

5 Tim Wendelboe -- Café y solo café

Noruega es el segundo país más consumidor de café en el mundo, casi 10 kilos por persona al año, más del doble que en EEUU. Todo el mundo camina con su vaso en la mano, y hasta los trenes tienen máquinas expendedoras de la bebida caliente.
¿Cuál se supone que es el mejor café de Oslo? Los dedos de los expertos señalan a una esquina del barrio de Grünerløkka, donde se encuentra Tim Wendelboe, el bar que creó un maestro cafetero premiado como el mejor barista del mundo, tres veces campeón de Noruega y un largo rosario de premios.
El bar es minúsculo: solo un puñado de sillas con unas mesas que apenas tienen espacio para un portátil. Aquí no se vende Coca-Cola, ni té ni agua. Ni tampoco magdalenas o algún bocadillo para acompañar. Es café y solo café.
Pero la experiencia vale la pena: hay solo nueve variedades, para cafeteras expreso o de filtro, con granos de alta calidad provenientes de Colombia, El Salvador, Kenia, Etiopía y Honduras.
A modo de introducción, se puede probar el Finca Tamana Espresso 158 por 5,15 euros el vaso más pequeño. El gusto y aroma quedarán grabados una buena temporada.

4 Himkok -- El bar clandestino más famoso

En el número 27 de la calle Young, hay una puerta con una H pequeña dibujada al costado. Nada más. Ni un cartel, ni un papel indica que aquí se encuentra Himkok, elegido como uno de los 50 mejores bares del mundo. Más concretamente, fue seleccionado en el puesto 19 hace pocos días.
Su interior parece una farmacia del principios del siglo XX, con un alambique que produce todo tipo de destilados como el popular aquavit, que se sirven en las dos barras, la de la planta baja y la del primer piso.
Las alacenas presentan tarros con ingredientes –olivas, pepinillos, melocotones- que luego se usan en los tragos, e incluso el lugar cuenta con una barbería hipster.
Abierto en 2015, su bartender Carl (sueco, con varias temporadas viviendo en Brasil) recomienda probar los cócteles elaborados con destilados propios, como el Oslo Mule, el Strawberry Basil, el Cilantro o el Bringebær, y otros inspirados en la tradición nórdica.

3 Casas de la cultura -- Otra forma de socializar

En Noruega hay más de 120 casas de la cultura. No se trata de organizaciones oficiales, sino de una combinación de bar, cafetería, espacio de coworking, salón de eventos, centro de juegos, y todos los etcéteras que se les ocurran a sus organizadores.
Una de las más famosas es Kulturhuset, ubicada en el puñado de calles del centro que concentra la mayor cantidad de bares y clubes del norte de Europa.
Ganadora del premio de arquitectura de Oslo por su diseño, se trata de una casa del siglo XIX con su clásico patio central, donde en las cuatro plantas se concentran cuatro bares-café y cinco salas preparadas para reuniones y eventos.
En un salón puedes leer un libro de la biblioteca, en otro jugar al ping pong o al futbolín, en la planta inferior hay un DJ pinchando mientras que en otra sala hay una docena de personas que, con su portátil y un café (o cerveza) trabajan o socializan a cualquier hora del día.

2 Ópera de Oslo -- Abierta al mundo

El perfil de la Ópera de Oslo, diseñado por el laureado estudio Snøhetta, es una de las postales más famosas de la capital noruega, con su explanada que desciende suavemente sobre las aguas del fiordo.
Pero muchos turistas siguen de largo y no saben que se puede entrar libremente en la ópera, donde se recomienda realizar una parada de al menos media hora para contemplar su interior de 1.000 metros cuadrados, con paneles de maderas finamente encajados –siguiendo el principio de construcción de los barcos vikingos-, en una forma ondulada que recuerda a las olas del mar.
El restaurante Argent presenta creaciones clásicas y sofisticadas, mientras que el bar Sanguine, a la derecha del foyer, permite contemplar las vistas sobre la costa de la ciudad.
Periódicamente se realizan conciertos gratuitos en la explanada de mármol. “La idea fue crear un punto de encuentro para la ciudad, para acercar la cultura. Y se convirtió en un espacio público que se hizo más público”, explica Ellen Heier, arquitecta del estudio Snøhetta.

1 Grünerløkka -- Naturaleza entre copas hipster

A pocos minutos del centro, el río Akerselva fluye entre antiguas fábricas reconvertidas en universidades, silos de cereal transformados en viviendas, y bares de diseño que prologan a oficinas de empresas de la economía 4.0. Esto es Grünerløkka, el barrio más hipster de Oslo.
El río cuenta con varias cascadas, a lo largo de un trazado de suaves lomadas y puentes centenarios que es uno de los paseos favoritos de los oslenses para correr, andar en bicicleta, caminar o contemplar la frondosa vegetación que se tiñe de amarillo.
Son casi ocho kilómetros de senderos en uno de los pulmones verdes más importantes de la ciudad, que al regresar presenta un llamativo despliegue de tiendas de ropa vintage y mobiliario de autor como Inventarium, Ny Vintage, Robot y Manillusion junto a clubes de música como Blå, Bar Social Eating, Cafe Mir o Kamai. Muchos se concentran junto al mini-barrio Vulkan, una antigua fundición transformada en un centro de ocio.

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