Cómo abrir un restaurante de primer nivel en el corazón de Barcelona

Sergi de Meià destina 180.000 euros y cuatro meses de trabajo para su primer proyecto en solitario. El chef catalán se ha centrado en el reciclaje y los elementos naturales para extender en las mesas el concepto de cocina de proximidad

El chef catalán Sergi de Meià se ha lanzado en solitario. Tras pasar por lo fogones del Akelarre de Pedro Subijana y dirigir la cocina de Monvínic en Barcelona, entre otros, el chef relata a este medio que un día, paseando por el centro de la capital catalana, se encontró con un bar que se alquilaba y se tiró de cabeza a un proyecto que ha tardado unos cuatro meses en dar forma, ha destinado unos 180.000 euros y tiene más nombres propios.

Concretamente, cuatro. El del arquitecto especializado en restauración Jordi Montañés, la interiorista Mireia Feliu, el equipo de diseñadores gráficos de Studi K y el escultor Antoni Yranzo. Este último dio la puntilla final a la iniciativa, en la que se ha trabajado para llevar a la sala el concepto de cocina de proximidad de la que hace gala De Meià.

El elemento central del establecimiento, su corazón, es la cocina. Montañés asegura que cada chef debe disponer de un diseño personalizado y adaptado a las necesidades. Tanto de él como de su equipo, para que nadie se moleste durante un turno. Este espacio se sitúa en el fondo del local, mientras que los comensales pueden escoger entre sentarse en una parte que está proyectada como un restaurante tradicional y otra que se basa en una fonda.

A pesar de las diferencias, ambos espacios tienen un elemento común: los muebles y materiales usados son reciclados. Feliu revela que toda la madera que se ve en el establecimiento tiene su origen en el encofrado de una obra. En las puertas de los baños incluso se pueden ver las inscripciones de los trabajadores.

Al mismo tiempo que el local iba tomando forma, el equipo de Studi K se encargó de la imagen gráfica del restaurante. Algo básico si se quiere aspirar en estar en la primera división de la gastronomía de Barcelona. Los responsables de darle forman indican que se buscaba algo «muy contemporáneo que no fuera tematizado». De esta forma, las letras del establecimiento perfilan la orografía del municipio de Vilanova de Meià (Lleida), donde el chef veraneaba de niño y ha tomado prestado el nombre.

El toque de gracia vino de la mano de Yranzo, el creador del único elemento artístico del local: un árbol de madera que construyó con las mesas y recipientes en los que De Meià sirvió la primera cena en el local; un ágape limitado a familiares y amigos íntimos con el que el cocinero quería estrenar una nueva etapa en su carrera.

Como curiosidad, parte de la vajilla que se usa viene de la cocina de uno de los «guías conceptuales» del chef, Santi Santamaría. De Meià indica que tiene una muy buena relación con el hijo del cocinero laureado que desapareció en febrero de 2011, Pau Santamaria. Los platos no los compró en la subasta pública que organizaron sus herederos, los eligió entre las sobras de la venta abierta.

El restaurante de Sergi de Meià está situado en el número 106 de la calle Aribau de Barcelona.

a.
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