Cómo hizo Brujas para frenar la masificación turística

Brujas seguía los pasos de Venecia o Barcelona en cuanto a masificación, pero logró evitar convertirse en un parque de atracciones para turistas

Denominado en ocasiones ‘la Venecia del norte’ y pese a tener algunos canales, lo cierto es que la mayor similitud entre Brujas y la ciudad italiana se debe más bien a la masiva afluencia de turismo y sus ya temidos efectos, lo que el director de cine Andreas Pichler calificó como el ‘síndrome de Venecia’.

La pérdida de la propia identidad y la conversión de las ciudades en una suerte de parque de atracciones para turistas que definió Pichler en su documental de 2012 es justamente lo que no quieren urbes como Roma, Ámsterdam, Florencia, Duvrovnik o Barcelona.

Y, justamente Brujas parece haber dado con la receta para evitarlo (y eludir, a la vez, daños colaterales a monumentos, tensiones con los residentes, deterioro de la diversidad económica o aparición de la llamada turismofobia).

Brujas cuenta con una población de alrededor de 117.000 habitantes y recibe anualmente más de seis millones de viajeros

La receta mágica

Capital de Flandes Occidental, Brujas cuenta con una población de alrededor de 117.000 habitantes y recibe anualmente más de seis millones de viajeros (6,3 millones en 2017).

Brujas, pista de hielo. Foto Visit Flanders.
Brujas regula el sector turístico de acuerdo con sus residentes. Foto Visit Flanders.

Aunque el turismo genera alrededor de 400 millones de euros anuales y 6.000 empleos, la presión para la ciudad y su pequeño centro histórico, Patrimonio Mundial por la Unesco, es demasiado elevada.

Sin embargo, lejos de ser una más de las víctimas de la masificación, Brujas ha logrado desarrollar un plan de éxito para frenar el impacto negativo de la actividad turística.

Entre sus medidas se cuentan las moratorias para proyectos hoteleros y segundas residencias en su centro histórico, en marcha desde 1996 y 2002 respectivamente 

Entre las medidas orientadas a «no aumentar aún más las posibles molestias en el centro de la ciudad», según señala Ann Plovie, del equipo de prensa de la Oficina de Turismo de Brujas, se cuentan el límite al desarrollo de proyectos hoteleros en el centro histórico,actualmente en torno a 100 establecimientos, en una moratoria que se introdujo en 1996.

En 2002 se añadió además una restricción a las segundas residencias en este área, con el objetivo de reservar las viviendas a los residentes.

Movilidad sostenible

A cambio, tratan de concentrar a los turistas en el suroeste de la ciudad, no tan sometido a la presión, donde se ubican aparcamientos y estación de tren, y a alrededor de 15 minutos andando del centro.

Brujas. Foto Visit Franders.
Brujas. Foto Visit Franders.

Precisamente la movilidad es otro caballo de batalla y se limita el uso de automóviles mediante calles peatonales, estacionamiento de pago y limitado en el tiempo excepto para residentes, parada central de buses turísticos para que no recorran la ciudad o impulso a fórmulas menos contaminantes como la bicicleta.

En Brujas se limita el uso de automóviles mediante calles peatonales, estacionamiento de pago y limitado en el tiempo (excepto para residentes) e impulso a fórmulas menos contaminantes como la bicicleta

Para impedir que las molestias del turismo lleguen a los residentes –y también huir de la conversión en destino de turismo de despedidas de soltero o borrachera- se multan comportamientos como el reclutamiento agresivo de turistas, la publicidad engañosa, el ruido y el comportamiento irrespetuoso.

La popularización de los cruceros ha introducido una nueva variable: grandes cantidades de viajeros que pasan alrededor de tres horas en la ciudad con un gasto muy reducido. Y es que se estima que solo uno de los seis millones de visitantes pernoctan en la ciudad.

La inauguración de una nueva terminal de cruceros el pasado junio en Zeebrugge, a solo 15 km de la ciudad, intensificó las llegadas, pero el ayuntamiento de Brujas espera repartir mejor a los pasajeros a otras ciudades turísticas flamencas. «Zeebrugge no solo debe ser la puerta de entrada a Brujas, sino a toda Flandes», señaló el alcalde, Renaat Landuyt.

Para ello, y entre otras medidas, se han regulado los tours a pie por la ciudad a través de la imposición de licencias para guías turísticos.

Destino de cultura y arte

Por el contrario, se apuesta por su identidad como destino cultural, por lo que las autoridades están volcadas con el patrimonio, que se cuida a través de un plan de gestión en el centro de la ciudad que atiende especialmente a los 15 paisajes urbanos protegidos.

La ciudad huye de la etiqueta de turismo de despedidas de soltero a través de la apuesta por la cultura, con nuevas propuestas para locales y visitantes como la Trienal de Brujas

Además, se ponen en marcha nuevas propuestas turísticas, como la Trienal de Brujas, un evento que incluye instalaciones de artistas contemporáneos de todo el mundo al aire libre, el festival de comida Kookeet o el festival de música Cactus, todos ellos de interés también para los locales.

Una gigantesca ballena, construida con restos de plásticos hallados en los mares, reflexiona sobre el daño ecológica en Brujas. Fotos: Trienal de Arte Contemporáneo.
Una gigantesca ballena, construida con plásticos reciclados, reflexionaba sobre el daño ecológico. Foto Trienal de Brujas.

El ocio compartido toma forma desde el mercadillo navideño a la programación de la Concertgebouw –su moderna sala de conciertos-, pasando por las propuestas de los nuevos barrios alejados del centro.

Socialización de beneficios

Además de los esfuerzos regulatorios y la inclusión de los locales en el ocio y la cultura, la receta de las autoridades para luchar contra el rechazo vecinal y lograr su apoyo al turismo pasa también por distribuir sus beneficios, según destaca el experto en destinos Antony Mason en The Telegraph.

Además de los esfuerzos regulatorios, la receta de las autoridades para luchar contra el rechazo vecinal y lograr su apoyo al turismo pasa también por distribuir los beneficios que genera esta actividad

Muchos de los residentes participan directamente –son propietarios o trabajan- en hoteles, restaurantes, bares, comercios o atracciones turísticas, lo que genera una prosperidad generalizada.

Es cierto que hay quejas, pero la gran mayoría parece aceptar el precio a pagar. Mientras tanto, el Ayuntamiento trabaja en un nuevo plan estratégico para el turismo en Brujas que pivota sobre las acciones necesarias para dirigir el tráfico de visitantes en la ciudad. 

a.
Ahora en portada